Tiempos de guerra, otra vez Uruapan

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Por: Circe López Riofrio

El lunes 17 del presente llegamos a Uruapan, a la central de autobuses, eran como las 16:30 hrs. bajamos hacia la calzada Juárez para esperar que pasaran por nosotras, cuando escuchamos vehículos de la secretaría de seguridad pública de Michoacán que venían a toda velocidad y con la sirenas abriéndose paso entre los vehículos, frente a nosotras se bajaron los oficiales fuertemente armados y entre ellos una mujer, corriendo bajaron de inmediato y recibían instrucciones sobre una bomba que había explotado, no sabían exactamente en donde, eso me alertó y sentí un escalofrío que me hizo tomar mi celular y buscar la noticia, pero aún no decía nada al respecto, lo sí observe fue la preocupación en los ojos de los oficiales, esos ojos que la adrenalina deja entre ver, de sorpresa, de miedo al no saber que van a enfrentar, sudaban y recibían instrucciones todo el tiempo.

El suceso unos metros más adelante, afortunadamente no hubo víctimas y tampoco escuchamos nada las personas que ahí estábamos paradas que éramos bastantes, vimos pasar varias camionetas de seguridad pública, que eso sí lo hicieron de manera rápida y de inmediato acordonaron la zona.

Llegando al lugar en donde nos esperaban las personas, comentaban que tenían miedo, que apenas el fin de semana habían asesinado a 19 personas y que algunos conocían a los familiares de esas víctimas, se notaba en sus rostros temor, angustia y hasta temblor resultado del estrés post traumático que ya sufren.

Y es que vale la pena preguntarse qué es lo que significa ese acto y mucho más importante que le significa a las personas de Uruapan que haya un acto así, una bomba que explota en un autobús, ese hecho cómo lo toman, cómo cambia su vida, qué pasa con dinámica de vida, hasta ahora ningún medio lo reporta solo reproducen la nota una y otra vez.

La violencia también es simbólica y sus efectos son verdaderamente preocupantes, desafortunadamente no contamos con programas institucionales que operen de manera inmediata y hagan un trabajo social de sensibilización y por así decirlo de resignificación de los hechos, con el firme propósito de que nadie se acostumbre a vivir con actos de violencia, ya que la escalada de violencia es mucho más brutal.

Desde mi punto de vista, estamos enfrentando una serie de atentados con características semejantes a las del terrorismo, la disputa de un territorio con fines estratégicos, en este caso económicos principalmente, apropiación de puntos neurales desde el punto de vista político, geográfico y de comunicación, en el caso de los atentados, la población civil es el blanco mientras que el control es a través de las mujeres como estrategia de guerra. Además de un tráfico de armas en el cual nadie de las autoridades parece tener el control.

El año pasado presentamos ante el sistema estatal para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres presidida por el gobernador, que del 2016 al 2018 las principales formas de homicidio en contra de las mujeres fue el uso del arma de fuego con 201 casos y la mayoría de estos actos se realizaba en la vía pública.

Siendo los municipios con mayor concentración de delitos contra las mujeres del periodo de 2016 a 2017, Lázaro Cárdenas, Apatzingán, Uruapan, Morelia, Ciudad Hidalgo, Zamora y Zitácuaro. Mientras que los que presentaron mayor incidencia delictiva y riesgo para las mujeres eran: Uruapan, Morelia, Tarímbaro, Álvaro Obregón, Huetamo y Ciudad Hidalgo.

Estudios y análisis hay infinidad de ellos, pero parece que por más que presentamos y damos a conocer que hay municipios que deben considerar el desarrollo e implementación de estrategias y acciones de articulación de altos niveles de toma decisiones de los tres niveles de gobierno para lograr una incidencia directa, concreta y contundente para contrarrestar la delincuencia y la alta criminalidad, parece que eso está aún lejos de comprenderse. Me preocupa la incursión de la Guardia Nacional, ya pasamos por eso, ya vivimos esta historia en donde se vulneró el estado de derecho y la capacidad de gobernabilidad tanto de los municipios y como del estado, volverlo a pasar me parece que eso tendría un fuerte impacto en la vida política, social, económica y cultural de nuestro estado.

No me gustaría ver rostros asustados en la población como tampoco en los cuerpos policiacos y del Ejército en donde no se sabe que enfrentar lo que sí sabemos es la bestialidad e indolencia con que actúan los grupos criminales cualesquiera que estos sean y que ensayan nuevas formas y prácticas de guerra utilizando a la población como blanco y ejemplo de su ejercicio de poder.

Deseo un Uruapan bello, tranquilo, con menos aguacates, pero con la gente viva y en paz.

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