Hay miles de pacientes de enfermedades renales que no pueden pagar su tratamiento y no tienen ningún tipo de seguridad social una vez que desapareció el Seguro Popular. Los donativos son deducibles de impuestos.
Los recursos con que cuenta la Iglesia no son suficientes para atender a los enfermos renales que solicitan apoyo desde que desapareció el Seguro Popular, indicó el padre Miguel Gaona Pineda, coordinador de Cáritas Diocesana.
Informó que actualmente la Iglesia ayuda a 36 personas que requieren hemodiálisis, pero que se hay miles de pacientes que requieren este tratamiento y al haberse quedado si Seguro Popular recurren al Hospital, pero Gaona dijo no tener certeza de que ahí sean atendidos.
Para esto es que se está promoviendo que por medio de donaciones deducibles de impuestos se pueda ayudar a algunos de estos pacientes desde la sociedad civil.
De acuerdo con Miguel Gaona ya fallecieron cinco de los enfermos renales que Cáritas tenía en su padrón. Indicó que requieren atención especializada con máquinas que purifican la sangre.
El sacerdote narró que los enfermos tienen miedo de acudir a los hospitales porque temen contraer COVID-19, además de que no cuentan con recursos para pagar su tratamiento en centros privados.
Cada hemodiálisis tiene un costo de mil 300 pesos y hay algunas personas que requieren hasta cuatro por semana. De no hacerlos, su vida corre peligro. Es por ello la necesidad de ser apadrinados.
Para ser parte de este programa, se puede acudir o contactarse con Cáritas Diocesana, que tiene su domicilio en la calle Ignacio Zaragoza 235-2 y también recibe mensajes desde sus redes sociales.
