El informe presidencial evidenció que la erradicación de la violencia de género sigue sin formar parte de la agenda pública. Se destacaron programas sociales, se atacó a los “conservadores” y se habló de acciones futuras.
A pesar de que no se redujo el Impuesto Especial sobre la Producción y Servicios (IEPS) como se había ofrecido en campaña y de que se eliminó el subsidio a la gasolina, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, atribuyó a su administración el bajo precio de la gasolina en los últimos meses.
Durante la presentación de su primer informe trimestral del año, el primer mandatario, solitario ante la contingencia, evitó hablar de la guerra petrolera entre Rusia y Arabia Saudita cuando mencionó que el litro de gasolina nunca había estado tan bajo como ahora. “Decidimos no aumentar los precios de los combustibles como se hacía en períodos de crisis, ahora Pemex vende la gasolina en 30 por ciento menos que antes de la pandemia”, anunció.
Al igual que su Primer Informe de Gobierno (anual) y a pesar de que las protestas en contra de la violencia de género en el último año, López Obrador no mencionó el tema, aunque sí aseguró que han disminuido los homicidios, el secuestro y el robo en todas sus modalidades en comparación con el mismo período del año pasado y atribuyó esta cifra a una supuesta erradicación de la pobreza, que no precisó con datos.
Esta vez el presidente no habló de felicidad, del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) ni de la Guardia Nacional y apenas si mencionó a la 4T, pero sí empleó cerca de 10 minutos en hablar de Roosevelt, Benito Juárez, Porfirio Díaz y Simón Bolívar.
Se destinaron dos bloques de tiempo en detallar las cifras de beneficiarios y metas de los distintos programas sociales en donde se hace entrega directa de dinero en efectivo, se aseveró que siguen en pie la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, la rehabilitación de refinerías y construcción de la nueva refinería de Dos Bocas.
López Obrador también hizo alusión a acciones futuras más que a trabajo realizado, como que la Presidencia dejará de hacer uso de los espacios oficiales de publicidad, confiando con que sus ruedas de prensa mañaneras son suficientes para mantener informada a la ciudadanía.
El Ejecutivo también reiteró las acciones para combatir la crisis generada por el COVID-19. Misma a la que, de paso, le atribuyó la depreciación del peso, como que se destinarán 5 mil millones de pesos a la compra de implementos de salud. También reiteró varias veces que la crisis por el coronavirus será pasajera y adelantó que al terminar la contingencia convocará a la gente a abrazarse en las plazas.
De acuerdo con el Presidente de México, nuestro país es el segundo con menos casos de este padecimiento después de la India, aunque no mencionó la falta de aplicación de pruebas que ha criticado la Organización Mundial de la Salud (OMS) a su gobierno.
Anunció también que se incrementará la producción de petróleo, que no habrá nuevos impuestos, que crecerá la cantidad de beneficiarios en prácticamente todos los programas sociales y que se bajarán los sueldos y eliminarán aguinaldos de los funcionarios públicos con puesto de subdirector para arriba.
Casi al término del informe, el Presidente se tomó la licencia de enviar un mensaje a sus adversarios políticos: “entiendo que los conservadores y quienes han medrado con el llamado modelo económico liberal, que está en crisis en el mundo, entiendo que quienes durante mucho tiempo aplicaron la política de privatizar ganancias y socializar pérdidas no compartan nuestra visión de desarrollo con justicia y democracia”.
Para concluir, la maestra de ceremonias invitó a los escasos asistentes -ya que la actividad se realizó a puerta cerrada por la contingencia sanitaria- a “rendir honores al presidente”, con lo que en menos de una hora quedó concluido el acto.
