El término se refiere al temor a ser olvidados o ignorados.
El acto de recordar es una función central para los seres humanos. Entre otras cosas nos permite mantener un sentido de integridad. Sirve además como una herramienta de identificación que nos hace posible responder a las demandas del presente y del futuro.
El acto contrario, el de olvidar, es un proceso que ocurre a la par de la consolidación de memoria. Nos dice la neurociencia que, desde un punto de vista adaptativo, el olvido permite la depuración de la información innecesaria o irrelevante, o bien, permite que bloqueemos experiencias traumáticas y así evitar cierto malestar.
Las causas para la aparición pueden ser multifactoriales, pueden venir de experiencias pasadas en la infancia o de que la persona padezca alguna enfermedad que le haga crear una creencia que los demás la olvidarán.
¿Cuáles son los síntomas?
- Tienen un comportamiento compulsivo, fuertes reacciones emocionales ante situaciones que pueden percibirse como una amenaza a sus interacciones sociales con los seres queridos.
- Presentan gran ansiedad (como un vacío en el estómago) que es incontrolable cuando se enfrentan a la idea de ser abandonados.
- Pensamientos obsesivos que llevan a la rumiación, esto consiste en generar pensamientos negativos o nocivos que ruedan en la cabeza una y otra vez causando estrés.
- Ataques de pánico que llevan a generar síntomas físicos como: mareo, temblores, palpitaciones, náuseas y malestar extremo. Estos ataques de pánico se presentan ante la idea de ser olvidados.
Para enfrentar y aprender a manejar estos síntomas, lo más apropiado es que la persona acuda a terapia. Las fobias deben tratarse bajo un proceso de sensibilización de manera paulatina, y bajo la supervisión de un especialista.
Hilda Mesa
PSICOTERAPEUTA
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