Calaveras parlantes y apropiación cultural: ‘Pesadilla antes de Navidad’ cumple 25 años

Cultura y Deportes

La película favorita de una generación de jóvenes que conectaron más con las nostalgias de Tim Burton que con los romances del Disney canónico. Rendimos homenaje, en su veinticinco aniversario, a la pesadilla más bella que ha visto el cine.

Morelia, Michoacán a 06 de septiembre de 2018.- Todos los cuentos clásicos empiezan con la misma frase: “Érase una vez”. Pero‘Pesadilla antes de Navidad’, aunque también se inicia con esas archiconocidas palabras, no tiene nada de cuento clásico. De hecho, no tiene nada de convencional, nada de complaciente. Es, como las demás joyas extraídas de la mente burbujeante de Tim Burton, una película inclasificable, que traspasó más fronteras de las que a la factoría Disney le hubiese gustado. Hoy, no pueden -ni deben- renegar de ella: amasa millones en ‘merchandising’, es un filme de culto con un gran respaldo crítico y, ante todo, sigue marcando a esas nuevas generaciones de jóvenes que tienen la melancolía y la extravagancia por bandera.

En un espacio mágico donde conviven de forma separada diferentes mundos (que corresponden a las fiestas tradicionales de Estados Unidos, desde Acción de Gracias hasta Pascua), encontramos la ciudad de Halloween, formada por seres infernales de todo tipo y liderada por el magnífico Jack Skeleton. Su curiosidad como intelectual de la comunidad le llevará a explorar otros mundos y descubrir que hay vida más allá de los sustos, los cementerios y los murciélagos. Que existe algo sorprendente, colorido y apasionante llamado Navidad. Su atmósfera única, su imponente (e inusual en la animación de Hollywood) trabajo de ‘stop-motion’, sus referencias a mitos comoFrankenstein a través del personaje de Sally (incluyendo el dilema de la pertenencia del creador) e incluso los guiños cinéfilos (“Me has envenenado por última vez”, dice el científico loco de la ciudad cual Darth Vader) convierten a esta película en la cinta animada más apasionante de la década de los 90. ¿Quizás de la historia del cine ‘mainstream’?

Celebramos su 25º aniversario recordando la historia de cómo se creó y, sobre todo, las lecturas -intencionales o no- que subyacen en su historia. Con la música creada por Danny Elfman, que aún sigue resonando en nuestras cabezas tantos años después, emprendemos esta inmersión en el fantástico mundo de la película.

LA OTRA CARA DE DISNEY

Cuando entramos a las tiendas de Disney, o incluso cuando paseamos por sus parques temáticos, es habitual ver tazas, toallas, figuras, libretas, platos, disfraces… de ‘Pesadilla antes de Navidad’. Pero en la casa de Mickey Mouse no siempre estuvieron tan comprometidos con la película. De hecho, su oscura historia ambientada en la ciudad de Halloween, con unos extrañísimos personajes cuyo objetivo vital es asustar a niños de todo el mundo, no acababa de convencer en las altas esferas de la compañía. Por ello, al principio decidieron alejar lo más posible su marca infantil de la existencia de esta rara avis de su catálogo, y la alojaron bajo otra de sus productoras, Touchstone Pictures. El tiempo, desde luego, no les dio la razón, y ahora lucen orgullosos cualquier tipo de ‘merchandising’ que provenga de Jack Skeleton y compañía.

¿Cómo es posible que aprobasen un proyecto de este tipo mientras estrenaban en salas películas como ‘Aladín’ o ‘La bella y la bestia’? La razón tiene nombre propio: Tim Burton. El cineasta no sólo había empezado su exitosa carrera como cineasta en la cantera de Disney como animador (trabajó en filmes como ‘Tod y Toby’ o ‘Taron y el caldero mágico’, y en aquella época dirigió su primer cortometraje, ‘Vincent’ (1982)), sino que además, para cuando empezó el proyecto de esta película en 1990, ya se había hecho un nombre en Hollywood. Películas como ‘Bitelchús’ (1988), ‘Batman’ (1989) o ‘Eduardo Manostijeras’ (1990) le habían confirmado como una de las personalidades más prometedoras y únicas de la industria norteamericana, una expectativa que no tardaría en seguir cumpliendo satisfactoriamente.

Burton fue la cabeza creadora detrás de esta pesadilla, de este relato “infantil” sobre el origen de las fiestas, pero debido a la avalancha de proyectos que tenía en aquellos inicios de los noventa tuvo que delegar la tarea de director a un viejo conocido, Henry Selick, que unos años después dirigiría la también maravillosa ‘James y el melocotón gigante’ (1996). Selick, con un guion de Caroline Thompson y la potencia de unos personajes y unos eventos creados previamente por Burton, llevó a cabo una película que costó tres años de trabajo. Porque, como se puede apreciar, la animación de esta película nada tiene que ver con los dibujos animados que veníamos viendo en Hollywood. Esto es ‘stop-motion’, una técnica tan costosa como deslumbrante, como muestran algunas escenas de su ‘making of’, que no era habitual ver como protagonista de un taquillazo mundial. Pero lo fue.

CÓMO ENTENDER LA NAVIDAD (O LA APROPIACIÓN CULTURAL)

En la historia de ‘Pesadilla antes de Navidad’ encontramos a alguien incapaz de entender la Navidad. Es Jack, el organizador habitual de Halloween, que cae cual Alicia en el País de las Maravillas en un mundo extraño donde reina la nieve, las luces de colores y los regalos. “¿Qué es?”, se pregunta una y otra vez en una de las canciones más populares del filme. Habiendo “vivido” toda una vida entre las negruras de la noche de los muertos, ¿cómo entender algo tan lleno de luz, alegría y amor? De aquí, de hecho, nace uno de los debates más intensos que la rodean: si esta es una película sobre la Navidad o sobre Halloween. Esa sólo es una muestra de su voluntad de no clasificarse bajo ninguna etiqueta.

Pero volvamos a la historia. Jack está desesperado por encontrar el significado de la Navidad. Inicia una serie de experimentos científicos para conseguirlo, desde realizar reacciones químicas con muérdagos, bolas del árbol o las tripas de un osito de peluche, hasta escribir ecuaciones matemáticas muy complejas en una pizarra en busca de esa ansiada solución. Pero pronto las señales de lo que ocurre son abrumadoras: uno no puede cambiar su esencia. Lo que es. En uno de esos intentos de replicar la fiesta de Santa Claus (o Santa Clavos, como lo llama él), sigue los pasos para realizar un copo de nieve haciendo cortes en un papel, y el resultado es una araña. Enseña las melodías a sus compatriotas, y los sonidos resultantes son como una versión de Marilyn Manson de los villancicos populares. No podemos escapar de lo que somos, y esa es la gran enseñanza que aprenderá el protagonista.

Pero en esta historia, muchos analistas han visto una lectura diferente. Y poco importa si era la intención o no: es una metáfora perfecta de la apropiación cultural, y, sobre todo, de por qué está mal. Para obtener todos esos objetos navideños, Jack ha viajado al lugar de su origen, pero no se molestó en hablar con nadie o siquiera pedir permiso para apropiarse de esa fiesta, de todos esos iconos, que supone la esencia de toda una comunidad. Al final, lleno de frustraciones inconcebibles en su personalidad de pseudointelectual del pueblo, llega a la conclusión de que nunca va a poder entender la Navidad. Así que va a mejorarla. Y lo hace diciendo lo siguiente (de la canción ‘Jack’s Obsession’ traducida del inglés, no la versión castellana):

Ya sabes, creo que esta cosa de Navidad
no es tan complicada como parece.
¿Y por qué deberían divertirse sólo ellos?
Debería pertenecer a todo el mundo.
No a cualquiera, de hecho, a mí.
Por qué, yo puedo hacer un árbol de Navidad
y no encuentro ninguna razón por la que
no pueda manejar la época de la Navidad.
Apuesto a que podría mejorarlo también
y eso es exactamente lo que voy a hacer.”

Poco después, abrirá la puerta de par en par gritando: “¡Eureka! ¡La Navidad será nuestra!”. No hay que ser un genio para ver los paralelismos. Por suerte, Jack se da cuenta de todo y enmienda su error. En la escena final, la nieve recubre la ciudad de Halloween en un gesto de agradecimiento de Santa Claus por haberle salvado. Una cultura compartiendo parte de su esencia con otra. En eso consiste el verdadero préstamo creativo, basado en el respeto entre tradiciones. Y es que, ¿cuál fue el fallo del personaje? ¿Por qué no podía entender la Navidad si había demostrado tener una compleja cantidad de sentimientos en su cadavérico corazón? Fácil: le faltó el contexto. Los elementos de una cultura (o, en este caso, de una fiesta) no pueden entenderse sin las personas que la forman y el lugar que la vio nacer. Un árbol, un calcetín rojo o un regalo no son nada sin toda la historia que tienen detrás.

De este modo, ‘Pesadilla antes de Navidad’ nos advierte que coger cosas que no nos pertenecen, sin respeto ni contexto, y sin la voluntad de pedir siquiera permiso, puede acabar muy mal. Quizás no ocurra como con Jack, quizás la asimilación de esos elementos sí tenga un final feliz para el “ladrón” en la vida real. Sin embargo, los poseedores del verdadero espíritu se verán afectados por ese robo. Y, con ellos, la pérdida del sentido de todo lo que compone su personalidad como pueblo.

UNA PELÍCULA PARA UNA GENERACIÓN DE MELANCÓLICOS

Sí, Tim Burton encontró la fórmula del éxito en las calaveras parlantes. En realidad, no deberíamos hablar solo de una amplia recaudación: ‘Pesadilla antes de Navidad’ se convirtió en un clásico de culto de animación y, sobre todo, un soplo de aire fresco en las aventuras románticas y habitualmente azucaradas de la factoría Disney. Por algo marcó a una generación de jóvenes que encontraron en ella sentimientos con los que podían conectar: la tristeza, la curiosidad, la melancolía.

El convencimiento de que hay algo más allá de las paredes de casa, de las calles del pueblo o las clases del instituto. Es una película profundamente nostálgica, pero al mismo tiempo esperanzadora. Apelaba al estilo gótico, a lo oscuro y perturbador, sin renunciar al romanticismo y los sentimientos más primarios. Apelaba a otra sensibilidad, pero ante todo era profundamente humana. Quizás por todo esto sea la película favorita de una legión de adolescentes incomprendidos. Y no nos cabe duda de que lo seguirá siendo.

Con información de fotogramas.es

Tagged

Deja un comentario