Continúa la violencia intrafamiliar.

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La idea de que el hogar es un espacio seguro para las mujeres, las niñas, las parejas, y en general para la familia, en donde no se realizan actos de violencia, parece ser una idea errónea.

La violencia contra la mujer se sigue incrementando;  que la violencia no se refleje en las quejas o denuncias no quiere decir que no se esté generando. Instituciones internacionales y nacionales de defensa de los derechos de la mujer ya se han pronunciado por la atención a este fenómeno que se encuentra en aumento en estos tiempos de confinamiento.

La violencia tanto horizontal como vertical como lo admite Rita Segato nos plantea que el hombre debe de legitimar su mandato de masculinidad frente a sus pares en una visión horizontal, de ahí el cobro del tributo a  la mujer a través de la sumisión, el control y el sometimiento y el estar en posibilidades de permanecer con poder que le da el Sistema de Genero. La masculinidad, para mantenerse, tiene que confirmarse por los interlocutores masculinos y, para ello, necesita exhibirse, comunicar su potencia.

En tanto que la mujer en una visión vertical y bajo un contexto de asimetría de poder, es violentada, discriminada y excluida, arrebata en su poder, en su voz y en el valor de persona. Vive en condiciones de opresión y sometimiento.

Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, indican que en 2019 se registraron 10.5 asesinatos de mujeres al día y de enero a marzo de 2020, la cifra ascendió a 10.6 mujeres asesinadas al día, en promedio. Asimismo, de enero a marzo de 2020 se registraron 170,214 llamadas de emergencia, relacionadas con incidentes de violencia familiar; 52,498 en enero, 52,858 en febrero y 64,858 en marzo, cifra que va en aumento y que una posible explicación, entre otras, es el mes en que inicio el confinamiento por la emergencia del Covid-19.

Por otro lado, pero en relación con violencia de género, la  Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, revelaron que el 66.1% de las mujeres de 15 años y más, han enfrentado al menos un acto de violencia por parte de cualquier agresor y traducido en violencia emocional, económica, física, sexual o de discriminación.

El otro gran pendiente que se tiene, sobre todo por los documentos de carácter internacional de protección a la niñez, respecto del abuso infantil, la ENDIREH 2016 hizo hallazgos interesantes y preocupantes, toda vez que  9.4% de las mujeres de 15 años y más, sufrieron abuso sexual durante su infancia, es decir, 4.4 millones de mujeres. Los principales agresores fueron los tíos (20%) y los primos (16%). Además 10.3% de las mujeres de 15 años o más, fueron víctimas de algún acto violento por parte de algún integrante de su familia, sin considerar al esposo o la pareja. Los agresores más señalados fueron los hermanos y el padre. Una situación preocupante cuando en muchos hogares se está en confinamiento.

Las acciones que en lo inmediato deberán generarse  una vez concluida la pandemia, es el diseño e implementación de una política pública para atender la salud mental, que mantiene con mucha opresión a diversos miembros de la familia que viven con sus opresores o agresores.

Esta situación obedece a que la información de los servicios de emergencia del 911, muestran que la mayoría de las solicitudes de apoyo son de mujeres y se calcula que 66 por ciento surgen por presuntos casos de violencia física y 22 por ciento psicoemocional.

En este mismo sentido se incrementó el aumento de llamadas en un 120 por ciento, respecto al registro del mes de marzo del  presente año, aunado a reportes que incluyen no solo la violencia sino también el consumo de alcohol, que se suma a la falta de dinero, empleo e incertidumbre que concluye en la violencia física, verbal, en ocasiones también la sexual.

Sería conveniente que a partir de la conclusión del periodo de cuarentena, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, a través de la Coordinación de Estudios, Divulgación y Capacitación y la Subordinación de Igualdad de Mujeres y Hombres, coadyuve en el diseño de acciones para proponer acciones de salud mental para evitar el machismo y la violencia que hoy se está viviendo.