Gerardo Herrera

Covid-19, enfermería, cuidados y sexualidad.

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Por: Gerardo A. Herrera Pérez.

De manera virtual, haciendo uso de las tecnologías de la información y comunicación, se llevó a cabo las XXII Jornadas de Enfermería, organizado por la Delegación No. 3, Zamora, dependiente del  Colegio de enfermería de Michoacán,  A.C.,  un espacio para la reflexión y el debate de las ideas, cuyos temas centrales fue abordar “La enfermería y los cuidados en época del Covid-19”, participando diversos profesionales con visiones disciplinarias que en conjunto hacen un pensamiento de complejidad.

Durante dos días 22 y 23 de enero, distintos disertantes y temas han sido expuestos para tocar de manera holística y sistémica la problemática por la que atraviesan el gremio de las enfermeras y enfermeros por  la pandemia por Covid-19, destacando diversos temas vinculados con las crisis que se viven desde el laboral, administrativo, educativo, social, de derecho a la salud, entre otros.

Con relación al tema: Covid-19, enfermería, cuidados y sexualidad, que tocó abordarlo al director general de la Sede Fundación El Sol, en México, quien planteó su reflexión en dos momentos. El primer momento abordo los temas: a) conceptos: Neoliberalismo, Crisis, Pandemia, Patriarcado y Mercado, precisando cada uno de ellos para la disertación; b) se abordó el tema del Estado maternal, de las políticas públicas feminizadas, y los recursos de medicina crítica y la bioética, así como  la cuestión de la vacuna y sus prioridades en el marco bioético.

Como tercer aspecto, se reflexionó sobre las cuestiones relacionadas con la economía del cuidado, resaltando los siguientes comentarios, que están sustentados en las posiciones teóricas de Natalia Quiroga Díaz, quien expresa que la hegemonía liberal  ha generado un nivel de desprotección social de carácter planetario; la red de hospitales actuales, construidos en la época del desarrollismo, no respondió a las dinámicas de crecimiento poblacional; hoy se encuentran en crisis, que se evidencian a través de los medios de comunicación.

El Neoliberalismo, naturaliza la desigualdad que se expresa en los cuidados de la vida, cada hogar tiene los cuidados que puede pagar (la pobreza tiene pocas posibilidades), y con ello se explica la incapacidad institucional de los Estados para contener una epidemia que no distingue entre centros y periferias, entre pobres y ricos, por género, por raza, por clase, por sexo, por discapacidad, por color de piel, por edad, por dogma.

La pandemia muestra los límites de la economía patriarcal, en donde los trabajos domésticos del hogar y el trabajo no remunerado de las mujeres están al límite. En esta pandemia cuando las mujeres se enferman, y el sistema de salud colapsa, y es que las mujeres también contraen el Covid-19, situación que pone en riesgo el modelo de acumulación de capital, si las mujeres están en riesgo o enferman, la economía financiera, por más especulación que realice no se puede sostener.

La crisis de salud, impone revalorar la vida, sin vida, y sin la vida de las mujeres, no hay forma de que la economía funcione y se sostenga, cuando millones de mujeres y personas se encuentran en riesgo; esta misma situación la he manifestado cuando se habla de las luchas sociales, donde la lucha por la vida es fundamental.

La crisis que se vive, es una crisis de mercantilización de los espacios de lo público, común y lo solidario, mientras los supermercados aumentan sus ventas por el miedo, los espacios públicos, como los mercados, plazas y tianguis, se encuentran con poca gente, y con problemas de donde hacer llegar sus productos; ello, nos permite identificar varias cuestiones, la primera es que los monopolios y quienes controlan el comercio han incrementado sus ganancias, en tanto que las economías solidarias no pueden colocar sus productos.

Las economías solidarias no cuentan con fuentes de acumulación y dependen del flujo diario, en contrario con los almacenes, que generan los mecanismos de control de masas y el pánico para la compra desmedida de productos del mercado de productos de primera necesidad, pero que también incluyen los productos  hedonistas.

Trabajadores y trabajadoras que viven en precariedad, y que pueden perder su ingreso, ponen en riesgo el trabajo de cuidados y doméstico que se encuentra en total desprotección. El Estado debe de diseñar políticas públicas para atender la necesidad de conservar la vida, de apoyar aquellos trabajos que requieren los recursos para vivir.

Es decir, los trabajos no remunerados, precarizados, flexibilizados y asociativo, los no mercantilizados, también requieren de formas de protección. Se trata de reconocer la protección social como un derecho humano,  y no como una condición que se deriva del mundo de los ingresos y los trabajos formalizados.

Por otro lado, expresó el disertante en este primera parte  que existe una pedagogía de la pandemia, que nos permita avanzar en la construcción de un mundo mejor, desde la no discriminación por racismo y xenofobia y otras ideologías, hasta el manejo y control de las compras en el mercado hedonista,  la importancia de reconstruir el mandato de masculinidad del patriarcado para evitar la violencia intrafamiliar, entre otras enseñanzas.

En su segunda parte de la disertación se abordó el tema de la sexualidad y la pandemia del Covid-19, a partir de la reflexión de los derechos sexuales y reproductivos, haciendo énfasis en los cuidados que se deben de tener en el uso, goce y disfrute del cuerpo, recordando que también los derechos sexuales y derechos reproductivos son derechos humanos.