Gerardo Herrera

De ser humano a sujeto/sujetado

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Regularmente cuando hablo sobre el individuo, preciso la importancia de analizar al ser humano, la persona, el ciudadano, el sujeto/sujetado, lo hago para la comprensión de los derechos y obligaciones, así como de la posición normal y de lo anormal en el que se le puede calificar para su control o bien para su disciplinamiento al cuerpo de ese ente.

Y es que el lenguaje produce discursivamente a los sujetos sujetados (SS), como el caso de la sexualidad menospreciada, los homosexuales, no alineados a su género, al final anormales frente a lo binario y lo universal, por no atender a los pluriverso y la diversidad social, cultural y sexual.

Las formas de control, sometimiento y disciplina del cuerpo, comprende que el lenguaje es uno de los tantos dispositivos estratégicos destinados a la conformación, integración, compactación incluso de los sujetos a través de la subordinación de los cuerpos y de la exclusión de aquellos considerados abyectos (Judith Butler); es decir en los mecanismos de opresión el estigma genera un lenguaje que excluye, que somete, domina, controla, señala incluso al otro, en un reconocimiento menor al propio.

Para Michel Foucault en su trabajo filosófico, fue importante reconocer aquellos dispositivos que regulan e imponen necesidades por medio de las cuales el ser humano se hace sujeto/sujetado, donde el lenguaje es fundamental: la confesión al sacerdote, o bien el comentario al viejo de la organización, o al pastor, el diagnóstico y la consulta terapéutica, la sentencia jurídica o el veredicto jurídico, no son más que herramientas del lenguaje puestas al servicio de un dispositivo de poder, del poder público y en otras ocasiones del poder privado.

Gracias al carácter reiterativo, el lenguaje es una vía que continuamente repite voces ajenas y así revitaliza las normas, costumbres, incluso los usos de un grupo humano, de un grupo social, pero son estas voces que imponen la disciplina, orden social y adecuación a las necesidades productivas, a eso que conocemos como el patriarcado, donde cada cual tiene asignado un papel social en el desarrollo de la sociedad y la economía y a los cuales se deben de alinear en un binarismo perverso, que somete a los cuerpos sexuados a la alineación de lo que le corresponde a la mujer o bien al hombre, en una división social del trabajo que androcéntricamente somete a la mujer.    

El lenguaje opera como un dispositivo de modificación corporal, el cuerpo como instrumento de sometimiento, control, disciplinamiento, para aquellos seres considerados inferiores. Y es que el sujeto/sujetado o la sujeción va por la vía de la agresión verbal directa, que poco a poco va conformando seres inseguros, temerosos, culpables, o abyectos.

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