Gerardo Herrera

Deconstruyamos el poder

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Indagar sobre la violencia escolar, requiere de utilizar más de una disciplina para la comprensión del fenómeno social, por ello, es importante revisar desde la complejidad, es decir, desde la transdisciplinariedad la violencia en los centros escolares para el entendimiento desde lo holístico, lo sistémico e interdependiente del número de piezas fundamentales para identificar y comprender cada uno de los elementos que constituyen la violencia entre los sujetos que integran el hecho educativo.

Este siglo XXI ha interpelado a los miembros de la sociedad con notas informativas y muchas de ellas subidas a los medios informativos digitales, situación que permite conocer de hechos violentos en centros escolares prácticamente en el momento en que suceden, cuando menos, de aquellos en donde una o más personas han perdido la vida, por las acciones de alguno de los miembros de la colectividad educativa.

Derivado de ello, se han generado marcos normativos para atender el problema, se han creado estructuras operativas y desde luego existe un diseño de política pública, incluso protocolos de actuación para atender problemas de  violencia dentro de los espacios escolares, sin embargo, continuamos hablando del fenómeno social, por lo que es fundamental abordar el problema nuevamente para identificar las problemáticas más sensibles y evidencias los caminos y las propuestas que permitan evitar diferentes mecanismos de violencia, incluso de opresión en que se pudiera vivir dentro del espacio escolar.

Algunos elementos de análisis que pudieran ser de utilidad para la reflexión de la violencia escolar y posibles alternativas de solución, que desde luego no son más que acercamientos al problema y plantearnos algunas líneas estratégicas de solución.

En una revisión de complejidad, el primer elemento fundamental para la comprensión es definir el contexto en el cual se desarrolla la violencia en general y en particular para esta reflexión en la escuela: un modelo económico Neoliberal, en donde interactúa la globalización, el mercado y desde luego el patriarcado, son elementos sustantivos que no podemos dejar de lado, en ellos están las prácticas y conductas sociales y de consumo, el hedonismo y la manera de comprender lo que les toca a las mujeres y los hombres desde el género (Lamas, Lagarde, Barbieri, Segato, entre otras feministas), es decir, la violencia como uno de los mecanismos de opresión en contra de las mujeres, en donde los hombres racionales y fuertes en las diferencias biológicas, con poder y autoridad, pero además jactancia y en la permisibilidad de la violencia con respecto de la mujer, emocional, en cuidados y en el hogar, reproductora de fuerza de trabajo y sometida a las dinámicas sociales y de familia.

Por otro lado, también el incluir en dicho contexto a los actores sociales y públicos, en donde estarán presentes padres de familias, tutores, docentes, alumnado, administrativos, directivos y otros actores municipales, como el regidor de educación, o bien el director municipal de educación, entre otros que están vinculados con el hecho educativo; desde luego los mecanismos de comunicación, ya no solo la comunicación presencial, sino la que nos proporciona la digital, las Tic y ahora las Tac.

Pero por otro lado también están los discursos esencialistas o biológicos que por muchos años permanecieron, y que aun en zonas rurales, los padres o los abuelos que se hacen cargo de los educandos expresan que un niño inquieto es hijo de todos y que si no aprende: “la letra con sangre entra”. También es importante incluir la crisis que se vive de salud y educativa, que le pego directamente al estudiantado, y donde aun la educación básica permanecerá en casa.

Desde la dimensión de la violencia tenemos distintas expresiones que generan dolor y sufrimiento entre las personas que reciben la opresión, ya física, verbal, psicológica, sexual, o de otra índole.

Por otro lado, algunos elementos concretos que son importantes ya en el análisis desde la escuela seria retomar el discurso local, frente al discurso general o nacional, hacer el análisis de la problemática no desde el tiempo líneas de lo que paso, lo que se hace y lo que se hará, sino al contrario presentando las tensiones, las contradicciones y las trasgresiones que se realiza dentro de la escuela; adicionalmente es importante debatir sobre si las cuestiones de igualdad, justicias, inclusión y equidad se están dando al interior de la escuela; evitar criminalizar al docente, pensando que es el culpable porque no atiende a los alumnos y alumnas y el hecho mismo de no trabajar de manera holística el personal institucional y los padres de familia.

Las posibles líneas estratégicas sugeridas son: a) promover una mayor participación de los padres de familia en los grupos es decir generar condiciones para impulsar un modelo de aprendizaje dialógico con se encuentren los padres de familia. B) continuar trabajando el modelo de convivencia social a partir de instrumentar un modelo dialógico, en el cual se reconozca la horizontalidad, la complementariedad, la ecología de saberes, pero también la alteridad, la subjetividad e intersubjetividad, la intercomunicación, la tolerancia y el respeto. C) impulsar un modelo de cohesión social dentro de las familias y en los centros escolares. D) pensar en trabajar con un modelo de atención a la comunidad de inteligencia emoción y E) trabajar en la deconstrucción de la masculinidad hegemónica con los educandos a partir de reconocer la importancia del devenir de un nuevo sujeto social, que utilice al feminismo epistemológicamente y no como movimiento social para atender sus problemáticas y desde luego trabajar en el modelo de subjetivación de Judith Butler.

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