Los extremos en la educación siempre van de la mano con prácticas algo equivocas para ejercer la disciplina con los hijos.
Frecuentemente encontramos padres autoritarios y padres permisivos que pierden el equilibrio para guiar las normas y reglas dentro y fuera del hogar con sus pequeños.
Lo más preocupante es que encontramos familia donde cada padre ejerce como autoritario y el otro como permisivo, ocasionando en el/la niñx una visión distorsionada del seguimiento de normas y la verdadera base del ¿POR QUÉ? Es importante respetarlas.
En realidad, todos estamos situados en algún punto intermedio de una balanza que tiene la educación autoritaria en uno de sus platos y la educación permisiva en el otro. Podemos asociar las educaciones permisivas con las que priorizan dar amor a poner límites; y las educaciones autoritarias, con aquellas para quienes los límites son más importantes que las expresiones de afecto.
Ojo, ambas formas de educación no son incompatibles; al contrario, una sana mezcla de ambos es lo ideal. De cualquier forma, cada niño tiene su personalidad y sus circunstancias (y los padres también). Así que sólo vamos a exponer algunos rasgos negativos y positivos de ambas tendencias.
Lo bueno de ser padre autoritario
Los padres que saben poner límites demuestran tener un protector efecto de guía. Son referentes fuertes y pueden ser muy beneficiosos, especialmente si somos capaces de conjugar esa vena autoritaria con ciertas dosis de diálogo y toma compartida de decisiones.
Los niños criados con autoridad son más disciplinados y menos autoindulgentes que la media. Son conscientes de que son importantes para sus padres y suelen asumir la autoridad como un valor positivo clave. Si hemos sido un poco “democráticos” en casa serán buenos negociadores además de jóvenes responsables e independientes.
Lo bueno de ser padre permisivo
Esta claro que los padres permisivos son más cariñosos con sus hijos, y eso siempre es positivo. Saben hacerles ver sus propias cualidades y animarlos a experimentar. Son dialogantes y hacen participar mucho a sus hijos en la vida familiar, tomando decisiones y expresando sentimientos que les entrenan para el futuro.
En general, los niños “permitidos” tienen altas dosis de autoestima y buenas habilidades sociales. Lo suyo es el trabajo cooperativo y en equipo. Y están dotados, sobre todo, con mucha capacidad para ser autónomos. Sabrán que sus padres los quieren sobre todo si combina con un poco de disciplina bien medida y entendida
¿Cómo llevar el equilibrio en la dinámica de padres?
El punto de partida es que ambos sin la presencia de los pequeños se sienten a discutir sus conceptos de norma y disciplina. Pero esta conversación no deben hacerla solos, porque cada quién defenderá su opinión. Esto deben de hacerlo en presencia de un especialista, que los guíe a establecer acuerdos pertinentes y en pro de sus hijos.
Los padres deben entender que los extremos no funcionan, qué si no llegan a acuerdos estables para la disciplina, puede ocasionar comportamientos de rebeldía, inseguridad y baja autoestima.
Busquen ayuda, ningún padre viene con un manual, así que no está mal dejarse guiar cuando se requiera.
HildaMesh
PSICOTERAPEUTA
FB/ HildaMesh