Entre discriminación y reivindicación: la realidad de las mujeres indígenas

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  • En Michoacán hay 2 millones 245 mil 699 mujeres indígenas.

Morelia, Michoacán a 16 de abril de 2019.- Mujeres, pobres e indígenas, son los tres estigmas que definen al sector más marginal que hay en la entidad, por lo cual viven hasta una triple discriminación que se puede ver aún más acentuada, cuando además son analfabetas o padecen discapacidad, no obstante, autoridades estatales también aseguran que se vive una etapa de reivindicación de la mujer indígena en Michoacán.

Esa es la realidad de las mujeres indígenas de los pueblos originarios de Michoacán, según coincidieron el Comisionado Estatal para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Domingo Santiago Gregorio y la secretaria de Igualdad Sustantiva y Desarrollo Integral de las Mujeres (Seimujer), Nuria Hernández Abarca, quienes también reconocieron que las políticas públicas son insuficientes.

Si bien ambos funcionarios enumeraron una serie de acciones que se emprenden en la atención a este sector, el INEGI señaló en la entidad habitan 2 millones 245 mil 699 mujeres indígenas, y la mayor cantidad de ellas tienen entre 18 y 64 años de edad, y pese a que representan un importante sector poblacional, estas aún deben afrontar muchas dificultades para lograr el desarrollo social.

Los tres aspectos en los que las mujeres indígenas se ven más afectadas son el acceso a la educación, el acceso a la salud y la violencia de género y procuración de justicia.

Violencia

De acuerdo con datos de la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH), el 10.6 % de las mujeres que reconocieron vivir una situación de violencia en Michoacán, son hablantes de lengua indígena.

“Entre las entidades del país, Michoacán de Ocampo, además de ubicarse en los primeros lugares en los diferentes ámbitos que explora la ENDIREH, se sitúa en el séptimo lugar entre los estados con los mayores niveles de violencia familiar entre las mujeres que hablan alguna lengua y/o se considera indígena con el 11.5%, sin embargo, por debajo de Durango (15.1%) y del estado de México (13.4%) que obtienen las mayores proporciones del país”, señaló el estudio.

Asimismo, indicó que en Michoacán se encuentra una significativa diferencia de 1.1% entre los niveles de violencia familiar de las mujeres que no hablan lengua indígena y no se consideran indígenas y las mujeres que sí hablan y/o se consideran indígenas,

En tanto, las mujeres que declararon que sí hablan alguna lengua indígena y/o se consideran indígenas, el 27.4% afirmaron que sufrieron un incidente de violencia a lo largo de su vida escolar.

“La tasa de violencia en las mujeres indígenas, nos dice que en la zona de Quiroga, Tingüindín y Aquila, por ejemplo, la tasa de violencia incluso es superior a municipios con alerta de violencia de género, pero hay otros que no tienen violencia, como Charapan Nahuatzen y Parangaricutiro, y lo que podemos observar es que depende de la comunidad”, señaló Hernández Abarca.

Salud

A decir del comisionado para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en materia de salud se observa una tendencia inversa, pues las mujeres indígenas, por cuestiones culturales incluso, tienen mayor acceso a la salud, pues aseguró que incluso el machismo los limita a buscar atención médica, “en cambio creo que la mujer ha tenido más apertura de estar al pendiente del cuidado de su salud y de sus niños”.

Educación

No obstante, el comisionado reconoció que una realidad que en materia educativa, es que el hombre siempre tiene el privilegio de la educación y que si bien en instituciones como la Universidad Intercultural Indígena, hay cifras de que están cerca del 50/50, los hombre y las mujeres, cambia la proporción en aquellas en las que hay que desplazarse, “porque culturalmente prevalece la idea de que la mujer se quede en la localidad, no tanto en casa, pero si cerca, mientras que el hombre si puede salir”.

Migración

Sobre la migración de comunidades indígenas, explicó que el 80% de migrantes son varones y 20% mujeres, y como consecuencia, el 80% de las familias migrantes están bajo la tutela de la mujer, “y entonces en lo educativo para escuelas de las ciudades, posiblemente hay una situación similar”.

Participación comunitaria

Si bien reconoció un rezago en la mayoría de las áreas, Santiago Gregorio también advirtió una etapa de empoderamiento de las mujeres, “en la que muchas participan abiertamente en cuestiones de reivindicación de ellas mismas”.

Ejemplificó con el caso de Cherán, donde el movimiento de autodefensa del 2010 fue encabezado por mujeres, además de que quienes lideran el campo de las artesanías también son mujeres.

“Tenemos esa imagen de marginación y discriminación, de ser mujeres, pero por otro lado hay un movimiento de reivindicación y es un hecho el trabajo que han realizado, la visión interna no hace a un lado esta visión, pero tiene esta otra realidad de la mujer como participante directa de movimientos sociales y de trabajo artesanal y como pilar fundamental de la familia”, concluyó.

Acciones

La titular de Seimujer, reconoció que si bien existen programas de capacitación y apoyo para las mujeres por igual, tan solo del 10 al 20% de quienes recurren a la dependencia provienen de poblaciones indígenas, lo que atribuyó a la falta de identificación de este sector con las funcionarias que las atienden.

“Lo que observamos de un estudio que hemos estado realizando sobre el tema, es que se manifiesta de la misma forma que en cualquier otra comunidad, salvo que en algunas ocasiones en comunidades indígenas es más complicado acceder a los cursos de capacitación”, afirmó.

Por ello, aseguró que se trabaja en dos proyectos en este año, con recurso federal para realizar más capacitaciones, además de que se busca incluir personal de origen indígena para dar atención directa en las dependencias e incluir interprete de señas para personas con discapacidad.

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