El subsecretario de Salud intentó explicar la negativa del Presidente de la República a usar cubrebocas argumentando que aunque sí se recomienda su uso, debe contemplarse como parte de otras medidas y evitar confiarse.
Es la mala alimentación de los ciudadanos y no las medidas implementadas por el Gobierno Federal la responsable de que en México haya ya 44 mil decesos por causa del Covid-19, insistió el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell.
Durante la rueda de prensa del Gobierno Federal, López Gatell insistió e que la mala alimentación es la principal causa de la mortalidad en los pacientes con Covid-19, aunque de acuerdo con las cifras que presentó, las principales causas de muerte en México son, en primer lugar, enfermedades cardíacas, en segundo, diabetes y en tercero, tumores malignos.
Ante una pregunta expresa, el funcionario hizo un intento por justificar la negativa del Presidente de la República de portar cubrebocas y su consiguiente política en donde, a diferencia de otros estados de la República y otros países, no se ha decretado un uso obligatorio de este accesorio.
Por un lado, el funcionario federal reconoció que el cubrebocas sí es efectivo para evitar la transmisión de partículas líquidas y agentes infecciosos, pero apuntó que los únicos que funcionan para el virus SARS-CoV2 son los de tres capas.
Por otro lado, argumentó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que su uso por sí mismo no es efectivo y que debe combinarse con otras medidas, como la distancia, el lavado de manos, uso de careta o lentes especiales, taparse la cara al estornudar y no tocarse el rostro en ningún momento.
En este sentido, López Gatell expuso que el uso de cubrebocas puede crear una sensación de falsa seguridad y que en ese aspecto su uso podría poner en riesgo a los portadores de descuidar otros aspectos y contraer la enfermedad.
En cuanto al carácter obligatorio del uso de cubebocas en otras entidades, el subsecretario de Salud expresó que cuando se diseñaron las medidas que se adoptarían, se acordó privilegiar el respeto a los derechos humanos y en ese sentido evitar las sanciones a las personas que decidieran no acatar las recomendaciones de salud (y con ello poner en riesgo a otras personas).
En conclusión, por un lado se responsabiliza a las personas que mueren asegurando que es causa de su alimentación, y por otro no se les hace responsables por no usar cubrebocas porque se teme que focalizar la estrategia en el individuo sería riesgoso.
