La boda del príncipe Harry con Meghan Markle: el matrimonio de la realeza británica con la gente real

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Un nuevo cuento de hadas se escribe en la historia

Con una ceremonia que rompió muchas tradiciones, desde el vestido de una casa francesa de la novia, pasando por el discurso del el reverendo afroamericano Michael Curry y un coro de góspel interpretando ‘Stand by me’, la casa real británica hace un gesto de apertura y cercanía con los nuevos tiempos, con la multicultarialidad y la cultura popular.

Con los coros de una soprano, Meghan Markle, vestida con un traje blanco austero diseñado por la casa francesa Givenchy, con tiara de diamantes prestada por la misma reina Isabel II, y un velo que cubría su cara y se extendía en una larga cola con flores bordadas, entró sola —por primera vez en la historia de las bodas reales— a la Capilla de San Jorge. No sería, sin embargo, el único gesto que rompería radicalmente con las tradiciones de los matrimonios de la realeza británica.

Luego, como se había estipulado ante la ausencia de su padre, el príncipe Carlos la llevó de brazo hacia su futuro esposo, el príncipe Harry. El matrimonio, sin embargo, no convierte a Meghan Markle en una princesa. El título que de ahora en adelante recibirán ella y su esposo es el de duquesa y duque de Sussex, respectivamente.

Fuera de todo protocolo, el reverendo estadounidense Michael Curry, el primer afroamericano en liderar la iglesia episcopal en Estados Unidos, dio un poderoso discurso sobre el amor citando algunas frases de Martin Luther King. “Tenemos que descubrir el poder del amor, el poder redentor del amor, y una vez que lo hagamos, haremos de este mundo de antaño uno nuevo, ya que el amor es lo único. Hay poder en el amor, no lo subestimen, no lo sobre sentimentalicen. Hay poder en el amor”, dijo el reverendo que luego hizo algunos comentarios graciosos desatando varias carcajadas durante su discurso, robándole un poco el tono ceremonioso y acartonado. Su discurso terminó con un coro de góspel que interpretó la emblemática canción ‘Stand by me’ de Ben E. King.

Que la reina Isabel II haya aprobado esta boda puede leerse sobre todo como una intención de la monarquía por mandar un mensaje de apertura. “Si el matrimonio de la reina Isabel fue un pacto de una monarquía con otra, si el de Carlos fue un pacto con la nobleza, y el de Guillermo con la clase adinerada del país, la de Harry es un pacto de la monarquía con la gente real, con la cultura popular, una alianza que quizás hasta la misma reina Isabel vea provechosa para que la monarquía, en manos de estas jóvenes generaciones, perdure y sobreviva”, explicó  el experto en realeza Arnoldo Mutis.

De hecho, una reciente encuesta hecha por Ipsos MORI en febrero de este año, muestra cómo los príncipes William y Harry gozan de una considerable mejor percepción por los británicos que la misma reina. De hecho, un 62% de los encuestados dijo tener una buena percepción de William, mientras un 58% dijo tenerla de Harry. Con estos porcentajes ambos superan la gran acogida que tenía su madre entre los británicos que, sin embargo, solo alcanzó un máximo del 47% en 1994.

“Esta apertura a recibir a alguien de un estatus distinto y que además es interracial quizás solo es viable porque Harry esté tan lejos de las posibilidades de ocupar el trono de Inglaterra. Al ser el sexto en la sucesión al trono, también hace que los códigos de a quién puede elegir como esposa sean más ligeros y flexibles, quizás todo sería diferente si estuviéramos hablando de la esposa de alguien que de verdad podría heredar el poder”, añade Mutis.

Los invitados

A la capilla de San Jorge llegaron reconocidas celebridades como Elton John, Ed Sheeran, Cara Delevingne, David y Victoria Beckham y Serena Williams. También Oprah Winfrey y Amal Clooney. La hermana de la princesa Diana de Gales realizó una lectura, convirtiéndose en una manera de tener a la madre de Harry presente en la ceremonia. Sin embargo, por la considerable distancia que tiene el príncipe Harry con el trono —es el sexto heredero— no se hizo necesario que líderes políticos mundiales y locales fueran invitados a la boda. Por eso fue evidente la ausencia no solo de la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, sino incluso de políticos cercanos al príncipe Harry como el expresidente Barack Obama y su esposa. El presidente Trump tampoco fue invitado.

Al terminar la ceremonia, la pareja se subió a una carroza que permitía que los cientos de miles de visitantes que, se calcula, llegaron a Windsor, observaran y celebraran a los ahora esposos. Luego de las fotos oficiales en el castillo de Windsor, tendrá lugar una recepción en el emblemático edificio en la ciudad de Liverpool, St George’s Hall a la que, según informó el palacio de Kesington, asistirán alrededor de 600 invitados, una audiencia menor si se compara con los 1,900 invitados que asistieron a la fiesta de matrimonio del duque y la duquesa de Cambridge y a los 2,000 que en 1947 asistieron a la boda de la reina Isabel II con el príncipe Felipe.

Divorciada y birracial

Antes de Harry, Meghan Markle estuvo casada con el productor y agente de talentos Trevor Engleson, con quien después de tener una relación de seis años contrajo matrimonio en 2011. Sin embargo, la unión no duró mucho pues casi de manera inmediata Markle obtuvo su papel protagónico en la serie Suits y dejó Los Ángeles para rodar en Canadá.

Suerte que los tiempos del amor entre el príncipe Harry y la actriz no son los tiempos del duque de Windsor, quien tuvo que abdicar al trono solo por haberse enamorado de Wallis Simpson, una mujer que al igual que Markle era estadounidense, además dos veces divorciada. Hoy el divorcio parece habitar en el seno mismo de la casa real que lleva en su cuenta el divorcio de la princesa Margarita, del príncipe Carlos —quien, además, se casó con otra divorciada, Camila Parker—, del príncipe Andrés y la princesa Ana.

Quizás por eso, para la consecución de esta boda, el hecho de que Meghan Markle fuera divorciada parecía casi un detalle menor. Además, hay que anotar que bajo la iglesia anglicana el mandato que prohibía que alguien que ya se había casado se casara por la iglesia se ha derrumbado en 2002, haciendo posible que estos dos jóvenes fueran al altar sin quebrar ninguna ley.

Aquí un poco más de la boda real:

 

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