Gerardo Herrera

La mochila y su contenido

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En diversas ocasiones la Comisión Nacional de los Derechos Humanos se ha pronunciado en contra de la aplicación de la estrategia de “Mochila Segura”. Dicho pronunciamiento expresa que estos actos son violatorios: “Una violación a la educación, a la intimidad y a la participación, así como al principio del interés superior de la niñez de los alumnos que asisten a escuelas públicas y privadas de la educación básica”.

Pongamos al centro, al interés superior de  los niños, niñas y adolescentes; a ellos se les criminaliza y se les convierte en presuntos culpables con estas prácticas que no abonan a atender el fondo del problema de la violencia de manera endógena y exógena, es decir dentro y fuera de la escuela.  Los menores no podrán ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia.

No obstante, habría que precisar sobre algunas reflexiones, más allá de entrar en el debate simple y no desde una realidad de la complejidad. Lo primero que me parece importante que con la mochila segura, se privilegia al mercado y el negocio; un mercado que responde a todas las necesidades que tenga la sociedad, incluso aquellas que se generan por las cuestiones ambientales o de desastres naturales, siempre está ahí el mercado listo para atender.

En este sentido se generara por parte de las escuelas la compra de arcos detectores de metales, o bien de su arrendamiento; o bien,  la vigilancia de empresas privadas de seguridad con personal y podría también ser, la atención de perros entrenados para la búsqueda de sustancias y metales. Es decir el mercado cubre las necesidades.

Por otro lado, habría que reflexionar la ausencia de una revisión de contexto, porque pareciera ser que la violencia se centra en los niños, niñas y adolescentes, sin tomar en consideración la situación emocional que viven de violencia muchos de los menores de edad en sus familias, en ocasiones el abandono de sus padres por salir a trabajar, además de un descuido y de una falta de cariño y amor por parte de los padres. Es decir es fundamental trabajar sobre la base del fenómeno de la violencia tanto dentro como fuera de la violencia resignificando el contexto sobre el cual se genera.

La Mochila Segura, puede en determinado momento, homogenizar lo diverso, estandarizar lo que a simple vista es igual; pero cada escuela,  en cada colonia tiene sus problemáticas específicas, por lo que homogenizar tampoco debería ser una solución a esta problemática, habría que preguntar a la niñez, a los padres, a la comunidad, a los docentes, a los directivos por donde se debe caminar, siempre en el marco del interés superior de la niñez y apegado a los marcos normativos de dimensión universal, regional y nacional.

Hay que cuidar mucho las formas y sobre todo no permitir que llegue a normalizarse la violencia, a partir de la revisión y en determinado momento la criminalización que su puede estar haciendo de la niñez, porque son estos los que meten las armas a la escuela, quienes matan, son responsables, generando una normalización del discurso, dejando de lado la violencia que recibe la niñez, el abandono, la precariedad, y la violencia relacional que viven.

Así, desde la teoría, podríamos estar en la presencia de una violencia ahora institucional que genera vigilancia y violencia, de ahí la importancia de evitar estas acciones, que podrían generan no mirar realmente lo que está pasando.

Por otro lado, considero que será fundamental, como ya se viene haciendo por diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil insistir en el fenómeno de las ideologías: misóginas, machistas, racistas, sexofobas, homofobas, de transfobia, clasistas y otras, ello, para fortalecer mejores prácticas de inclusión, de respeto, de tolerancia, de dialogo, de horizontalidad, de complementariedad y de alteridad. Hay que formar a la sociedad, no solo a la niñez.

En este sentido de una revisión desde la complejidad, me parece que la estrategia en mención es altamente discriminante, es decir, solo se revisa a la niñez, pero no a los demás miembros de la escuela: maestros, directivos, administrativos, operativos.

Hoy se trabaja en un nuevo paradigma educativo, la Nueva Escuela Mexicana, una alternativa a ofrecer nuevos escenarios desde lo humanitario, desde la dignidad humana, desde el interés superior de la niñez, desde el respeto a los derechos humanos, así como con enfoque de inclusión, de respeto, de tolerancia, de equidad, que permita ir construyendo con hilos finos el tejido social.

Me parece que este nuevo paradigma podrá ofrecer lo que tanto hemos buscado como servidores públicos, la cohesión social, es decir, trabajar en  la confianza, en la identidad, los valores comunales, y desde luego la convivencia. En este paradigma estamos todos los que integramos la comunidad educativa.Este fin de semana estuve en el Tecnológico de Ciudad Hidalgo y hable acerca de la inteligencia emocional y la precariedad en la que se vive, en la vulnerabilidad; exprese que todo lo debemos de comprender desde la complejidad. Pero yo insisto que debemos de trabajar sin culpar ni victimizar a los docentes, a las escuelas, a los padres de familia, que debemos de trabajar avanzando en la escucha asertiva, en lo dialógico, en la integración de familias cohesionadas, debemos de comprender que lo importante en esta realidad es la vida, y que entenderlo resignifica la posibilidad de avanzar en un modelo que no debería ser antropocéntrico y ligado al mercado hedonista que busca el éxito y el lujo, sino a una sociedad que cuida su tejido social, que cuida de la niñez, que escucha las necesidades de la niñez.
Concluyo expresando que hay que diversificar las estrategias, teniéndolas sustentadas y motivadas en las normatividades a favor de la niñez.