La presión comercial de EU no es algo nuevo, México no tenía opción: especialista

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Morelia, Michoacán.- El 80 por ciento de las exportaciones mexicanas depende de Estados Unidos, por lo que no era viable resistirse a su presión con respecto a la migración centroamericana, consideró el académico Raúl Bringas Nostti.

No es la primera vez que Estados Unidos emplea la presión comercial como una estrategia relacionada con la migración. Ante ello, el gobierno mexicano no tenía más opción que ceder ante el gobierno de Trump, ya que nuestra economía depende de la sociedad comercial que se mantiene con el país del norte, consideró Raúl Bringas Nostti, investigador de la Universidad de Las Américas Puebla.

“A la gente que promueve el comportamiento heroico, más le valdría darse un baño de realidad”, expresó el académico al término de su ponencia “La presión comercial a México como estrategia contra la migración centroamericana: el uso de una larga tradición en la política exterior estadounidense”, que impartió durante el 16° Congreso Internacional de Migración.

Lo anterior minutos después de que el secretario del Migrante en el estado José Luis Gutiérrez Pérez lamentara que la Guardia Nacional se haya asentado en las fronteras sur y norte haciendo las veces de policía migratoria para Estados Unidos.

“No vengo a defender a Andrés Manuel López Obrador”, aclaró Bringas antes de iniciar su ponencia, que impartiría en el auditorio del Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales (ININEE) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH); sin embargo, en este caso en particular no había otra opción que ceder. “Dependemos de Estados Unidos y no tenemos opción alguna”, subrayó.

Durante su conferencia, Bringas Nostti expuso que ya en otras ocasiones el país vecino ha llevado a cabo este tipo de presión con otros países y ejemplificó con el caso del Acuerdo Jackson-Vanik con la Unión Soviética en 1974. “Si una potencia nuclear cedió en ocho meses no le pidamos a México milagros ni que desempeñe un papel heroico”, manifestó Raúl Bringas.

El académico relató que en aquel momento lo que pretendía el país que ahora lidera Trump era obligar a la Unión Soviética a que no retuviera a su población judía, a la que les impedía emigrar de su territorio pero que al mismo tiempo vivía una situación insostenible de discriminación, persecución y violencia.

Judios en Rusia

Bringas Nostti refirió que a principios del siglo XIX Rusia tenía la mayor población de judíos en el mundo, cerca de cinco millones de personas, luego de que se apoderó de territorio polaco y lituano donde habitaban; sin embargo, eran mal vistos porque los comunistas los consideraban dueños de la riqueza, lo cual no concordaba con la realidad.

Entre 1880 y 1924, de acuerdo con el especialista, dos millones de judíos rusos abandonaron Rusia, el 80 por ciento de ellos emigró a Estados Unidos, particularmente a Nueva York. Entonces se endurecieron las restricciones para permitirles emigrar, debido a que los judíos constituían el sector intelectual y artístico de la población rusa. En 1972 se estableció un impuesto a quienes quisieran salir del país equivalente a los ingresos de una persona en 30 años.

Ante ello, el gobierno estadounidense decidió intervenir y establecer barreras comerciales, al limitar los créditos y eliminar los tratos favorables en aranceles. Bringas subrayó que a pesar de tratarse de una economía socialista, la Unión Soviética dependía de los granos y créditos que obtenían de Estados Unidos.

Luego de ocho meses, concluyó el especialista, la Unión Soviética comenzó a extender permisos a los judíos, con lo que en cinco años emigró el 10 por ciento de este sector poblacional. Esto es, 250 mil personas. Al término de la charla, equiparó esta situación con la relación que vive el gobierno mexicano con el estadounidense y desmintió a quienes han declarado que es la primera vez que se establece una presión de este tipo; aunque en este caso, en el sentido contrario.