La vida líquida y el amor líquido

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Tuve la oportunidad de dar seguimiento a las prácticas profesionales del entonces estudiante de la carrera de Derecho Cesar Saavedra Ortega, quien trabajo el tema de discriminación utilizando la Teoría del Cierre Social de Marx Weber, en los diferentes momentos que abordamos el tema, surgió la reflexión acerca de los valores líquidos, de la teoría de Zygmunt Bauman.

También abordamos el tema de las sociedades de consumo después de la Segunda Guerra Mundial y la posición que guarda la teoría de Guille Lipovetzky sobre el consumo y la seducción de los medios de comunicación para el hedonismo y la creación de los valores individuales.

En este primer par de decenios del siglo XXI ha traído consigo incontables expectativas en todos los aspectos de la vida cotidiana, este siglo ha sido considerado como el punto de partida de nuevos cambios en la conformación de las sociedades.

Después de la Segunda Guerra Mundial, es decir en los años cincuenta del siglo XX apareció la sociedad de consumo, hoy, en este siglo, tenemos las sociedades de hiperconsumo, que han generado hiperindividualidad e hiperlibertad y desde luego que han dejado valores individuales promovidos por el hedonismo, narcisismo, consumo de marcas, el avance del ocio y la búsqueda efímera del éxito y también del lujo

.Las sociedades globalizadas impulsan la formación de empresas que se deslocalizan continuamente, en procesos trasnacionales constantes y de relocalizaciones nuevas, con una visión de mejores ventajas, es decir, se mueven de acuerdo a sus necesidades económicas y de acumulación de capital.

De esta manera, la sociedad globalizada está presente en todos los ámbitos del quehacer humano, desafiando y diseñando el nuevo mapa del mundo, impregnando el diccionario con nuevas palabras y en ella todos nos encontramos inmersos ideológica, política y económicamente, todas estas palabras no tienen más que un significado el denominar para dominar, como expresa Carlos Skliar, en su texto Alteridades.

En estas sociedades en las que vivimos, las dinámicas sociales, incluso las interacciones estan constituidas por formas liquidas de vida, si, la vida líquida, el amor líquido, los valores líquidos, una sociedad liquida que dejo de ser estable y sólida, frente a las dinámicas que genera el consumo y la seducción que hace los medios de comunicación para ser inestable, efímera e inmediata.

En este sentido, Zygmunt Bauman, expresa en su texto “La Vida líquida”, el comportamiento que tienen los humanos dentro de las sociedades de consumo, precisando que la vida líquida y la sociedad líquida no tiene forma, ni rumbo, durante mucho tiempo se encuentra sujeta al mercado y al consumo, y cambia en el momento que cambian los patrones de consumo.

En la vida líquida, es fundamental mantenerse moderno, actual, en el ejercicio de lo que dicte el mercado, se debe olvidar lo antiguo, lo viejo, hay que borrarlo, es decir hay que reemplazarlo por lo moderno, por lo tecnológico, por lo que distingue.

En la vida líquida, el cuerpo es un objeto que puede perder su utilidad y ser desechado, como se desecha aquellos que perdió la modernidad, aquello que se volvió obsoleto, sin utilidad y sin servicio. Igualmente los objetos de consumo tienen una vida útil después hay que tirarlos, eso es lo correcto.

En la vida liquida de la sociedad líquida, la lealtad es sinónimo de vergüenza, es decir, todo lo obsoleto debe ser reemplazado, por ello, no se puede sentir lealtad por un teléfono de modelos anteriores, aun cuando su recepción sea la mejor, la lealtad es a lo moderno, a lo de moda, a la última tecnología.Por otro lado, también la sociedad líquida genera las condiciones para la movilidad social, es decir, para la migración, esa movilidad de muchos que no desean estar donde estan, porque no les ofrece ningún satisfactor y buscan estar donde pueden disfrutar de aquello que ofrece el mercado, pero estos migrantes en donde sus familias no desean que se vayan, y aquellos que deben de recibirlos, lo ven como una fatalidad igualmente innegociable, irreversible e irredimible.

Así un signo más de la vida liquida en una sociedad liquida, la búsqueda de nuevas identidades que ofrezcan esas formas inmediatas de satisfacción, que sus sitios de origen no los pueden ofrecer.Por otro lado, el amor también es líquido y los valores lo son también, al ser inmediatos, en búsqueda del placer, nada es sólido y estable, todo es inestable y diverso.

De esta manera la modernidad líquida es una época de descompromiso, de eludir la responsabilidad, huida fácil y persecución sin esperanzas, es decir lo efímero, la inmediatez. Esta vida líquida que llevan los jóvenes, solo dominaran aquellos que tienen libertad para moverse sin ninguna restricción en todos los sentidos, trabajos, relaciones personales, sexualidad, compromisos, etc.

Es difícil concebir una cultura indiferente a la eternidad, que rechaza lo durable, hoy todo es efímero, inmediato. Pero la memoria del pasado y la confianza en el futuro han sido, hasta ahora, los pilares sobre los que se asentaban los puentes morales entre lo transitorio y lo duradero (empleados con más de 30 años de trabajo, matrimonios que la muerte los separaba) entre la asunción de responsabilidad y la preferencia por vivir el momento, nos comparte Zygmunt Bauman.

Finalmente, en una discusión telefónica con José Manuel Loeza, Presidente de la Asociación de Padres de Familia en Michoacán, comentábamos que Frente a lo efímero e inmediato de esta sociedad líquida, se requiere trabajar en la conformación de modelos de cohesión social, donde la confianza, la identidad, los valores y la convivencia genere un nuevo paradigma en lo individual, familiar, social comunal y desde luego vinculado con las autoridades, que dé certeza a los valores sólidos y estables de la unidad familiar y de la sociedad y sus instituciones.