Es importante poner atención en las familias y acercarse a profesionales para saber canalizar sentimientos negativos y no terminar descargándolos en personas inocentes, observó el obispo auxiliar de Morelia, Juan Espinoza Jiménez.
Morelia, Michoacán.- Muchas personas guardan resentimientos y odio en su corazón desde la infancia por haber vivido injusticias derivadas del machismo y de violencia y al no acudir a un especialista para saber canalizarlos, pueden terminar dañando a otros, sobretodo a sus hijos, observó Juan Espinoza Jiménez, obispo auxiliar de Morelia.
“Los padres de familia de hoy han vivido situaciones donde han sufrido violencia, machismo e injusticias. Todo eso lo llevan en el corazón”, reflexionó el sacerdote. “La paz inicia en la interioridad de la persona, en el corazón del hombre. La violencia también se gesta ahí”.
El líder religioso planteó que la violencia tendría que atenderse mediante una estrategia interdisciplinar que atienda los aspectos políticos, sociales, económicos y culturales y en donde participen todos los sectores que conforman la sociedad.
En ese sentido, recordó que en los Centros de Escucha que tiene la Arquidiócesis de Morelia participan profesionales en psicología, leyes, sacerdotes y trabajadores sociales, para buscar atender los problemas de violencia desde todos los aspectos. Subrayó que no sólo pueden acudir víctimas directas o indirectas de violencia, sino también quienes puedan ser susceptibles de tornarse violentos.
“Cuando traemos una amargura no la queremos solo para nosotros, se la queremos plasmar al otro y esas amarguras hay que sacarlas de una manera que sea adecuada y que no dañe a nadie”, subrayó. “Muchos de nosotros llenamos resentimiento, coraje, marcas, heridas y nunca hemos tenido la oportunidad e que alguien nos ayude para que podamos sacar ese dio de una manera más adecuada y que nos descargue ese coraje, ese odio, ese rencor, sobre personas inocentes como pueden ser los hijos”.
De acuerdo con Espinoza Jiménez, esta es la historia que arrastran muchos delincuentes, quienes cometen actos deplorables en su desesperación por acabar con esos sentimientos negativos. “Es la manera en que se desfogan de eso que piden en el interior y que no soportan”, explicó.
Es por ello que la Iglesia recomienda poner especial atención en el seno familiar y tratar con afecto a los hijos, además de buscar ayuda de un profesional en caso de albergar odio, rencor o tristeza. “Un niño que recibe comprensión va a ser una persona de bien, un niño golpeado, maltratado, que es educado con malas palabras, con descuido, que no se le atiende, tenemos aquí un delincuente potencial. Estemos atentos”, pidió.
Por otro lado, enfatizó que además de los padres, toda la sociedad debiera estar atenta y ayudarse entre sí. “La familia, la escuela, las iglesias, el gobierno, las instituciones, todos debemos hacer sinergia para cambiar el rostro de este mundo y los corazones”, reflexionó el obispo.
