Gerardo Herrera

Las comunidades originarias

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En un evento de capacitación en el que participé, recibí información sobre la actuación para juzgadores en materia de Derecho Electoral sobre asuntos indígenas. Durante la sesión escuche reflexiones interesantes, unas conocidas, otras con un carácter novedoso, otras más, que daban sentido a las reflexiones que se realizaban sobre el interesante e importante cosmovisión de la realidad originaria.

Dos reflexiones de diferentes personas, comprometidas y estudiosas del tema de las comunidades indígenas me animan a escribir esta reflexión sobre: la comunidad, y la comunalidad, me refiero a la doctora Parastoo Anita y el antropólogo Jaime Martínez Luna, en ambos casos tuve la oportunidad de convivir y escuchar asertivamente sus disertaciones.

Parastoo Anita, nos presentó un “abc” de reflexiones para la comprensión de las comunidades, entre ellos, los elementos que nos permiten entender sus dinámicas sociales, algunas definiciones, así como los elementos del marco normativo.

Para las personas originarias, su territorio es fundamental, ahí se concentran desde su cosmovisión, ahí se desarrolla la vida colectiva en todos los ámbitos, el trabajo, sus formas de organización social y gobierno, sus dioses, la política o bien las relaciones de poder. Es también su vida en el espacio donde se encuentran sus lugares sagrados, los ríos, recursos naturales, sus muertos, donde escuchan el silbar del aire y el canto de las aves, entre otros elementos.

La tierra es para las comunidades y sus integrantes una madre; una madre que pare, que alimenta y recoge en las entrañas. Ellos y ellas pertenecen a la tierra, entre la madre y sus hijos la relación es de pertenencia mutua. Para ellos, la madre es sagrada, razón por la cual sus hijos los son también, es decir, también son sagrados. Reivindican el territorio, porque sin la tierra en su doble sentido de madre y territorio, de que derechos podrían habar y disfrutar las personas originarias.

Otro de los elementos fundamentales es la concepción de la unidad a través de la asamblea general comunitaria, ahí se toman las decisiones, que derivan en la asignación de obligaciones comunitarias a través del sistema de cargos, es decir, es en dicho espacio donde se eligen a las autoridades, como lo han hecho ancestralmente en Cheran, con las fogatas en sus barrios utilizadas para la elección de sus autoridades comunales que dirigen los destinos del municipio.

La asamblea es la máxima autoridad y resuelve problemas y asuntos relacionados con la comunidad, su importancia reside en que las autoridades no toman decisiones transcendentes sin un acuerdo que surja de ella. Asistir a las asambleas es una obligación comunitaria de importancia, en algunas comunidades la obligación no necesariamente reside en el comunero, sino en la mujer, quien representa a la familia, y si ella no puede ir, podrá ir otros miembros de la familia como sucede en el caso de las comunidades de Oaxaca. Cuando no se asiste a la asamblea, se cobra una multa, que habrá de pagarse; pero, además, se mandan cerrar las entradas de la comunidad y nadie puede salir, para asegurar la permanencia.

Adicionalmente, mantienen un sistema de cargos y formas de gobierno comunitario, es decir de autoridades y servicios para la atención de las personas originarias. De esta manera existen cargos religiosos y políticos articulados a la unidad mínima social que es el barrio, el cual es entendido como la unidad física, política, administrativa, fiscal, militar y religiosa. En Cheran se tienen cuatro barrios y cada uno de ellos elije en su respectiva asamblea o fogata a la persona que deben servir a la comunidad en nombre de su barrio.

En otro sentido, pero bajo la dinámica de comunidad, existen los trabajos comunitarios o también llamados faenas, también en otras comunidades se les conoce como el tequio. Para una mujer indígena el tequio es “el concurso obligado y personal de cada miembro de la comunidad en la ejecución de alguna obra de beneficio general”, es decir, es un deber de cada uno en beneficio de la colectividad, de manera sostenible, para esta generación y las próximas generaciones. Las personas originaras piensan en función de la colectividad y su interés es el bien común o interés colectivo. Los detalles de las faenas o bien del tequio varían de conformidad con las comunidades, en función del numero de faenas que se programen; los días en que se llevan a cabo; el si se puede pagar a otra persona de la comunidad para que cumpla con la faena, o incluso de la familia, o pagar una multa si es que no pudiera; la hora en que se realizan; y sobre todo para que tipo de obras se utiliza el tequio o la faena.

En relación con las fiestas y ritos colectivos, también existe un modelo para acercar la participación de las personas originarias de la comunidad con lo que se construyen oportunidades para adquirir y refrendar la identidad comunitaria y comunal a través de la música, las danzas y un disfrute colectivo de excedentes, en un ambiente de alegría y creación. Esta múltiple celebración se organiza, financia, realiza y disfruta en forma comunal.

Otro elemento de integración de las comunidades son la lengua, como una forma de transmitir y preservar la cultura, actualmente se tienen 11 familias lingüísticas, 68 grupos de lenguas y 364 variantes etnolingüísticas.

Por otro lado, las comunidades originarias manteniendo un ejercicio de identidad, asumen su pertenencia a la comunidad; identidad y sentido de pertenencia a la comunidad genera la cohesión social. Recordemos que la pertenencia a la comunidad, plantea obligaciones de sus miembros, quienes cumplen permanecen, quienes no cumplen pueden ser expulsado del constructo comunitario.

La idea de pertenencia a una comunidad se basa en una visión colectiva y de un desarrollo comunal de la vida. Desde ahí es importante el cumplimiento de las obligaciones comunitarias, entre ellas la faena, la asistencia a las asambleas, el pago de cooperaciones, y el buen comportamiento, estas se cumplen a nivel familiar.

Para el antropólogo Jaime Martínez Luna, es fundamental abordar todos estos aspectos señalados pero desde el concepto de la comunalidad, como un instrumento que de sentido a todos los miembros y fortalezca la identidad y el compromiso de solidaridad para el cuidado y preservación de la sabiduría ancestral.