Las nuevas y viejas batallas

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Por: Circe López Riofrio

Existe un orden social, el cual también es político, que controla los recursos, la forma en que se gastan y en que se utilizan, así como las decisiones y prioridades que deben ser tomadas en cuenta, desafortunadamente no es función de las necesidades sino en función de los intereses.

Una nueva lucha se ha abierto y esta es la que las mujeres estamos dando en diferentes frentes, con el propósito de defender los avances en materia de nuestros derechos humanos y que se han traducido en recursos, programas, instituciones y políticas públicas, las mujeres hemos impulsado y creído que un nuevo orden social puede darse y sabemos que se dan avances, no tan contundentes como quisiéramos pero los hay y estos se observan en diferentes expresiones y movimientos principalmente representados por mujeres jóvenas, lo cual llena de esperanza, de esperanza verde incluso.

Desafortunadamente cada avance cada conquista pareciera que tiene costos, incluyendo la privación de la vida, resistencias cada vez más violentas y duras son la expresión del machismo, de un machismo que se empeña en persistir y seguir trascendiendo, hay quienes aseguran que se rehabilita, a través de la perpetuación de un orden social que hoy más que nunca se alía a expresiones fundamentalistas y profundamente conservadoras, también otras que pareciera que son libertinas y sin límites pero que en realidad esconden aspectos de exposición a situaciones de alto riesgo con costos fatales.

Actualmente, empezamos este año con la noticia de que las estancias infantiles desaparecerían, después los refugios para las mujeres en situación de violencia y ahora son los recursos –proequidad-que se pretenden suspender o reorientar hacia otros intereses, los cuales siguen sin quedar claros, como tampoco se sabe si se podrá tener continuidad para el siguiente año, lo cual implicaría una afectación directa a la vida de las mujeres y con ello un retroceso profundo en nuestros derechos humanos.

Las consejeras sociales y consultivas del Instituto Nacional de las Mujeres han dado una batalla de suma importancia, la defensa que han emprendido es ejemplo de los indispensables contrapesos que debe tener una sociedad que se jacta de democrática, y es que las mujeres siempre hemos sido contrapeso y resistencia de los mandatos de la masculinidad que pretende invisibilizarnos y borrar nuestros avances a través de una circular.

La respuesta de las organizaciones feministas y sociales que defienden derechos humanos de las mujeres ha sido variada, desde diferentes frentes y ámbitos, utilizando estrategias diversas, pero nos enfrentamos a una sordera preocupante, a una incomprensión insana y a una regresión machista que pretende agravar las desigualdades que de por si son exigibilidad y observancia por parte de los organismos internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).

Y es que esta lucha la seguimos dando las mujeres, cuando nos afecta a todas y todos como sociedad, transformar el orden social impuesto por el machismo es una lucha de largo aliento, y que en estas situaciones críticas es donde podemos darnos cuenta quienes se alinean y cuidan este orden social y quienes desde sus entrañas pretenden transformarlo. Por otra parte, llama la atención que no ha habido un solo pronunciamiento  parte de los gobernadores al respecto, autoridades de esos estados donde se ha declarado las alerta de violencia de género han permanecido callados, me pregunto que en caso de que no haya recursos para el avance de las mujeres y sus instancias de las mujeres, estarán dispuestos a desembolsar recursos que permitan cumplir con los compromisos establecidos públicamente.

Espero y ansió ver como lo enfrentarán, como darán cumplimiento, porque su omisión, fue lo que llevó a solicitar que se activaran estos mecanismos y es que si no es así parece que por la buenas nada y por las malas siempre.

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