Latinoamérica pasa de ser asediada por la inseguridad a sus meses con menos delitos por COVID-19

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No obstante, pandillas en algunas naciones de América Latina también han aprovechado la cuarentena en la que se encuentran millones de personas para aumentar su ‘poder’.

En Río de Janeiro, plagada de crimen, los asesinatos con armas de fuego en el último mes fueron un tercio de los del mismo periodo en 2019.

En El Salvador, uno de los países más mortales, marzo vio la menor cantidad de homicidios en su historia. Y en Caracas, la capital a menudo sin ley de Venezuela, el crimen ha caído a casi cero.

En América Latina, como en la mayor parte del mundo, el nuevo coronavirus ha encerrado a las personas en sus hogares, lo que altera los patrones de trabajo y escuela.

No obstante, hay cambio que ha sido bienvenido: una gran caída en los robos y asesinatos que arruinan la existencia diaria en gran parte de la región, la líder mundial en crimen.

Desafortunadamente, hay tendencias compensatorias: como en Estados Unidos, se registra un aumento en la violencia doméstica a medida que los hombres abusivos golpean a sus parejas y a los niños encerrados con ellos.

Además, las pandillas, que dirigen vastas franjas de territorio, están consolidando el control, a menudo haciendo cumplir el aislamiento gubernamental o la distribución de alimentos como autodenominados ‘guardianes de responsabilidad cívica’.

Las pandillas criminales están viendo hasta dónde se pueden salir con la suya” señaló Falko Ernst del Grupo Internacional de Contacto en México.

En Michoacán, dijo, algunas bandas extorsionan a los empresarios o roban los semirremolques para distribuir alimentos y bienes, al estilo Robin Hood.

Podría ser un renacimiento de las exhibiciones benévolas”, agregó.

En Medellín, Colombia, se registraron 18 asesinatos en marzo, 46 por ciento menos que el año anterior y la cifra más baja en 40 años; los tiroteos en Río se han reducido a la mitad desde que comenzó la cuarentena, y en El Salvador, los 65 homicidios del mes pasado fueron un mínimo histórico.

Los datos de delitos de México para marzo contrastan con los de la mayoría de la región: subieron, incluidos asesinatos y saqueos relacionados con drogas. Pero México resistió las tendencias internacionales en marzo manteniendo abiertos los mercados y las tiendas, y la sociedad solo se recluyó en sus hogares hacia finales de marzo.

¿Pandillas o ‘fuerzas del orden’ para evitar la propagación del COVID-19?

En San Salvador, las pandillas han impuesto cuarentenas y también extorsionaron a las multitudes que se apresuraron a las oficinas gubernamentales a recaudar los 300 dólares que les prometieron como parte de un proyecto de estímulo y recuperación.

“El jefe de inteligencia en San Salvador dijo que envió agentes para infiltrarse en la multitud que buscaba sus pagos y reconocieron a múltiples miembros de pandillas criminales”, contó Paul Consoli, un especialista de inteligencia de las fuerzas del orden de Estados Unidos que trabaja como consultor.

Explicó que la persona que limpia su casa no pudo ir a trabajar, porque la pandilla que manda en su zona (que llama a sus miembros los ‘muchachos’) impidió a cualquiera salir de su casa para reducir las tasas de infección.

En Colombia, los disidentes del grupo terrorista que firmó un acuerdo de paz con el gobierno en 2016, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o FARC, permanecen activos. Un panfleto con fecha del 23 de marzo y que afirmaba provenir de un grupo de disidentes del grupo instaba a las personas que viven en las áreas donde operan a quedarse en casa, amenazando con castigos a quienes desobedecieran.Con una foto de un miembro de la guerrilla sonriente, el panfleto le dice a los ciudadanos que “por favor, quédense adentro con esposos, esposas, padres, hijos y primos o nos veremos obligados a imponer sanciones a los infractores de estas instrucciones”.

Un grupo guerrillero colombiano más pequeño, el Ejército de Liberación Nacional, o ELN, que no era parte del acuerdo de paz, emitió una declaración de alto al fuego para abril debido al virus, diciendo que esperaba lo mismo de las fuerzas gubernamentales.

La organización aprovechó la oportunidad para instar al Gobierno del presidente Iván Duque a liberar prisioneros, proporcionar pruebas gratuitas para detectar el virus SARS-CoV-2 y ofrecer una variedad de esfuerzos de ayuda a las pequeñas empresas, los ancianos, los pobres y los que están endeudados.

El abuso doméstico también ha aumentado. La vicepresidente colombiana, Marta Lucía Ramírez informó esta semana que el Gobierno está utilizando docenas de propiedades incautadas por narcotraficantes y lavadores de dinero, incluidos almacenes, edificios y hoteles, para alojar a las mujeres que escapan del maltrato en el hogar.

Los datos oficiales muestran que durante la última semana de marzo y la primera semana de abril, las llamadas para denunciar la violencia doméstica en Colombia se duplicaron a mil 221, en comparación con 602 durante el mismo periodo del año anterior.

Argentina, donde el crimen se ha desplomado durante la cuarentena, también está utilizando propiedades incautadas por narcotraficantes para la crisis, transportando pacientes con el nuevo coronavirus en sus vehículos de lujo y alojando a los pacientes en propiedades y hoteles incautados.

‘La calma antes de la tormenta’Guatemala, otra de las naciones más letales del mundo, vio en marzo su número más bajo de asesinatos en al menos una década, según la oficina del forense. Pero Anthony Fontes, un académico de la American University en Washington D.C., y quien se especializa en pandillas y violencia en la región, indicó que no pasará mucho tiempo para que las cosas vuelvan a empeorar nuevamente.

Consideró que la vigilancia policial en los puertos de Guatemala se ha reducido, lo que facilita el tráfico de drogas, y hay indicios de que los robos de automóviles están incrementando.

“Muchas personas perdieron sus empleos en marzo y la mayoría de los guatemaltecos no tienen prácticamente nada a qué recurrir. En este momento, las calles están vacías después de las 3 de la tarde, lo que facilita la vigilancia policial, pero esta es ‘la calma antes de la tormenta’”.

Nota original de El Financiero.