Gerardo Herrera

Masculinidad o masculinidades

Columnistas Inicio Principal

Estudiar a los hombres como hombres, ha sido primeramente un planteamiento de corte académico, y consiste en dejar de ver al hombre como representante de la humanidad; finalmente existe una diversidad de cuerpos y no solamente una visión binaria como se quiere hacer pensar, solo macho y hembra, es decir, desde lo esencialista, sino desde otras aristas, como la cultura, historia, tiempo, porque hoy mismo hay hombres sociales no cisgénero.

Hacer visible el género para hombres considerando que ellos son producto y productores del género a través de la historia y de sus relaciones cotidianas con las mujeres y otros hombres, es uno de los propósitos de los estudios de masculinidad que fueron iniciados en la década de los ochenta del siglo XX, principalmente por escritores británicos, australianos y teóricos de los EEUU; los estudios de los hombres surgen como consecuencia de los estudios de género para mujeres.

En América Latina se han llevado estudios de hombres en cuatro ejes temáticos: paternidad; ámbitos homosociales masculinos; salud reproductiva y sexualidad masculina y; fronteras sexuales; investigaciones realizadas en contextos sociales, regiones, clases sociales y grupos étnicos de diferentes lugares y tiempos.

En México los estudios de hombres inician en los ochenta y se incrementan en los noventa del siglo XX, y desde luego que surgen como una respuesta a un movimiento social de mujeres y en conjunto con él, formando parte de un movimiento general por la equidad de género en el que participan algunos hombres mediante programas y talleres grupales apoyados por organismos internacionales a través de proyectos de prevención de  violencia, sexualidad y salud reproductiva, y financiamiento para realizar los proyectos de investigación de masculinidades.

Pese a ello, expresa Oscar Misael Hernández, que en los estudios de masculinidades hay dos fallas teóricas: la primera, desplazan los conceptos de poder, dominación, subordinación y violencia por cuestiones de problemas de identidad entre hombres; en tanto que el segundo, se da un uso indiferenciado de los conceptos de identidad masculina, masculinidad y masculinidades, es decir hay imprecisión conceptual en los términos.

En conjunto los errores teóricos pudieran deberse a la existencia de la participación laboral de la mujer y sus ingresos en aquellas décadas del siglo XX, la educación superior, las políticas de apoyo a la mujer, generaron condiciones para entrar a estudiar las cuestiones de identidad sobre los enfoques de proveeduría del hombre y de autoridad que se estaban perdiendo, dejando de lado las situaciones de poder, dominación, subordinación y control ejercidos a través de la violencia.

El concepto de masculinidad fue transitando al de masculinidades en los años noventa del siglo XX, toda vez que no existe un solo modelo de masculinidad, aunque exista la masculinidad hegemónica, y es que desde la identidad masculina existen diversidad de experiencias de los hombres lo que hace difícil comprender una perspectiva esencialista que englobe a todos los hombres en una sola identidad. Y eso lo puede corroborar en la Escuela de Hombres contra la violencia en Pátzcuaro, de la que soy su director académico, que la brecha generacional, el momento en que se vive, y la sociedad en la que se articula una identidad va ser distinta.

En términos de especificar que la masculinidad o masculinidades son construidas, los estudios de genero para hombres no han logrado precisar en qué son construidas según Ian Hacking: ¿se construye la identidad masculina, la masculinidad, o bien las masculinidades?, ¿los hombres en tanto que producto y productores de género?, ¿los significados de ser hombres? Una reflexión sobre el tema de construcción de la identidad es que se plantea que, en todo caso, lo que es socialmente construido no son las personas individuales, sino estas personas dentro de una determinada clasificación de género.

En este sentido, Oscar Misael Hernández propone que los estudios sobre hombres más bien deben analizar el proceso de construcción de diferencias y desigualdades sexuales entre hombres y mujeres y hombres entre sí en el espacio, en el tiempo tanto histórico, como social, incluyendo las relaciones de poder que operan en el nivel estructural e interaccional. Y otro comentario teórico que aporta es que hablar de identidad masculina, masculinidad y masculinidades depende de si optamos por un individualismo metodológico o una perspectiva relacional, necesaria para la construcción de masculinidades dado que hay variaciones históricas y culturales tanto de la representación como de las relaciones de género construidas y negociadas entre hombres y las mujeres y hombres entre si en diferentes momentos, contextos y situaciones. Seguiremos trabajando el tema, aquí no se agota, solo en esta reflexión.

Gracias por seguirnos.

Tagged