Gerardo Herrera

Simbolismos desde la fe.

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Gerardo A Herrera Pérez

Este fin de semana asistí a un evento religioso; el bautizo de Aarón Adrián, lo hice en Uruapan, en la Iglesia de la Asunción, en la zona del Parque Urbano Ecológico de Uruapan, Michoacán, México.

Desde que entre al recinto religioso, el sacerdote que oficio el sacramento, organizó a los grupos de familia y padrinos para realizar el acto de fe. Él, leyó una separata de las Sagradas Escrituras, derivado de su reflexión preguntó a los presentes, ¿cuántas veces se nacía?, algunos de los padrinos y padres de familia dijeron: ¡¡una, dos, cinco, cuatro, dos veces, el sacerdote, expresó y quién da más!! En efecto, se nace dos veces, se nace en la carne, y también en la espiritualidad.

Otro simbolismo, es la vela, que es encendida por el padrino en el cirio pascual; el significado es que los padres espirituales son los padrinos, que deben de cuidar la formación espiritual del ahijado. Entre otros detalles místicos, que hacen sentido cuando son explicados a la luz del evangelio, de las narrativas sociales y de las experiencias de los padrinos.

Esta responsabilidad espiritual y presentación para el sacramento, es asumida por los padrinos, la misma, inicia en el arreglo personal del ahijado en el domicilio de éstos; antes del evento, casi siempre de medio día, el niño estará más que presente con sus ropajes blancos, es decir, impoluto, inocente y libre de mancha, para recibir las aguas benditas.

Al terminar el evento religioso, pero aun dentro de la iglesia, frente a la oficina parroquial se da el bolo, a las y los niños, confeti, dulces y monedas, significado de abundancia, y éxito para los niños bautizados.

De ahí, a la fiesta, a disfrutar y celebrar con una comida que anuncia que ahora ya el ahijado es un miembro más de la comunidad católica, y habrá que respetar los diez mandamientos y evitar caer en los siete pecados capitales, eso le enseñaran sus padres y sus padrinos de fe, pero también en la iglesia.

Durante la fiesta, previo se han mandado hacer los panes conmemorativos, cada familia recibe un pan en forma de niño, en donde se escribe el nombre del menor bautizado, el mismo es ataviado con bombones y monedas de oro de chocolate, es un pan preparado con una gran destreza artesanal de los maestros indígenas panaderos de la región de Caltzontzin, en Uruapan. A este evento llegan los amigos de ambas familias que ahora ya son compadres, y disfrutan en sana convivencia y en respeto a la formación civil y espiritual del ahijado.

Me llamo la atención, ver que los padrinos regalaron como recuerdos del bautizo de Aarón Adrián plantas “suculentas”, o siempre vivas, es decir, regalaron vida, reconocen en el ahijado esa virtud la vida al centro, todos en unicidad.

Durante la fiesta, los compadres bailan con emoción compartiendo las charolas de los panes para regalar a los presentes; deseo que el nacimiento de Aarón constituya la permanente unión espiritual y carnal entre sus padres, el ejercicio permanente de sabiduría de sus padrinos quienes son padres espirituales, y de sus abuelos y abuelas, renacer en su nieto como una forma de dar sostenibilidad al proyecto de un hermoso bebe, que esta aquí, y que es aquí en esta realidad que lo debemos formar como un gran hombre de fe, de talento, de respeto al otro, que Dios bueno, lo guarde siempre.

Una oportunidad de vida para los compadres comprender que al centro esta la vida del ahijado y que desde ahí habrán de construir los diálogos para su formación y creación y desarrollo de conciencia, que pronto habrá de ser no solamente espiritual, sino antropológica, civil, ambiental, espiritual y de prevención para diversas cuestiones.