SÍNDROME DE LA MUJER MALTRATADA

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El maltrato psicológico, emocional y físico continuo y a largo plazo, genera en la mujer un proceso patológico de adaptación que se denomina Síndrome de la mujer maltratada. 

En el proceso de convertirse en cómplice, la mujer desarrolla características que justifican su situación y el maltrato al que se somete este síndrome sin JUZGAR ya que es consecuencia del maltrato recibido. 

Existen tres fases en el ciclo que toda mujer necesita entender e identificar.

  • Primero está la acumulación de tensión, la que puede durar días, meses o años. En esta fase el agresor busca tener el control de todo.
  • La segunda fase es la agresión, donde comienza el abuso físico por incidentes insignificantes que pueden llegan a tornarse violentos o llegar hasta la muerte. Aquí la víctima busca ayuda para salir de ese túnel que parece no tener fin. Es este momento en que la víctima acude a un hospital, a la Policía, y comienza un proceso de sanación y buscar una mejor calidad de vida para su familia. 
  • En muchos casos las mujeres caen en la fase de la reconciliación o arrepentimiento, acción que las impulsa a perdonar a sus agresores, a quitar las órdenes de protección y a albergar la esperanza de que su agresor cambiará. Esta fase dura muy poco y regresarán al inicio de este ciclo vicioso. Las mujeres perdonan por dependencia emocional, económica, por evitar la ruptura de un matrimonio, por los hijos o por intentar cumplir con la sociedad.

Es necesario enseñar desde niños la igualdad de género y dejar a un lado el sexismo tan marcado que es un detonante.

¿Cuáles son las características? 

  • La mujer se vuelve un ente pasivo de su agresión decide no buscar más estrategias para evitarla. Esa aparente indiferencia le permite autoexigirse y culpabilizarse menos por las agresiones recibidas. Lo que también limita su capacidad de oponerse a ellas y buscar ayuda. 
  • La mujer maltratada se identifica con su agresor, al punto de creer que merece las agresiones e incluso las justifica ante las críticas externas que provengan de personas cercanas. 
  • La mujer piensa que la solución a las agresiones deben venir del exterior, es decir, se vuelve pasiva ante la espera de directrices de personas que la rodean, lo que conlleva a que la mujer maltratada tenga una pérdida del control de sí misma. Pierde el control de sus emociones, de sus decisiones y se involucra la dependencia, ya que siente que no es capaz de valerse por sí sola. 
  • Desarrolla algo que se llama DESESPERANZA APRENDIDA. Cómo ha fracasado en otros intentos para detener las agresiones, siente que haga lo que haga no resultará efectivo ante su agresor. 
  • Y por último, es una persona con una autoestima por el suelo. Su autoestima se basa en lo que se cree merecer, por ello termina asumiendo que las agresiones son merecidas. 

Si te has identificado con estas características, busca ayuda de inmediato. Existe una estadística alta de mujeres ASESINADAS bajo la violencia doméstica. Si no quieres ser parte de la estadística busca ayuda de tus familiares y amigos para tomar el valor e iniciar la recuperación TRAS UNA DENUNCIA. 

Hilda Mesa 

PSICOTERAPEUTA 

FB/ HildaMesh