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Tirios y Troyanos El bozal del INE

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Lorenzo Córdova Vianello pasará a la historia como uno de los presidentes del Instituto Electoral Nacional más controversiales y parciales. Adicto a los reflectores, a intervenir en la vida interna de los partidos y a plegarse a los dictados del poder federal, Córdova Vianello impulsó una controvertida medida la cual –según los consejeros del INE- permitirá “regular la difusión de propaganda que promueva a una persona que aspire a ser candidato con el objetivo de generar condiciones de equidad en la contienda”.

Los dos lineamientos votados en julio pasado –conocidos ya como “cancha pareja”- limitan la adquisición de propaganda que implique la promoción personalizada de quienes aspiren a un cargo de elección popular a través de la radio, la televisión, medios impresos, publicidad fija, electrónicos, internet o redes sociales.

“Estas regulaciones no implican limitación a la libertad de expresión”, reiteraron los Consejeros Electorales durante la sesión. Según la gracia otorgada por Córdova Vianello y su camarilla a la clase política, quienes aspiren a un cargo de elección popular “pueden dar entrevistas, enviar mensajes en redes sociales y acudir a actos públicos, pero lo que no podrán hacer es pagar para promover su imagen”.

En los corrillos políticos llamada a estas medidas como el “bozal del INE”, y tiene al menos dos dedicatorias bien dirigidas: Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya. Los sesudos en Los Pinos no encontraban la forma de limitar la sobre exposición de los presidente de Morena y del PAN en los spots institucionales de sus partidos políticos.

Los asesores electorales de Peña Nieto vieron con preocupación la forma en que López Obrador manejó la campaña del Estado de México, en donde él asumió de lleno la campaña y se convirtió en el candidato de facto, en donde Delfina Gómez asumió su papel de asistente electoral.

Por ello, sin existir campaña política de por medio, recurrieron a los recovecos de la ley, para crear esta figura de la cancha pareja, a fin de limitar la presencia de López Obrador en medios. Lo mismo pensaron de Ricardo Anaya, a quien el PRI le acaba de declarar la guerra política al “exhibir” escándalos inmobiliarios de sus familiares.

Sin duda el PRI se sabe herido de muerte, y asumió el cometido de desfondar a sus dos más cercanos rivales, a fin de poder sortear una segura derrota electoral en 2018. Y nadie como Córdova Vianello para ponerse a las órdenes del poder central. Se trata desde ya de un árbitro electoral cuestionado y con poca autoridad para el complejo proceso que se nos viene encima. Si no, al tiempo.

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