Todo se derrumbó

Columnistas

Espejo Roto
Rosmi Bonilla / Columnista

El 19 de septiembre vivimos un sismo que cimbró, literlamente, a México. No solo se colapsaron construcciones y se presentan daños estructurales en edificios; se colapsaron instituciones y otras tienen daños irreparables. Se dejaron al descubierto fallas imperdonables y ha sido la sociedad civil la que ha enfrentado estoicamente la crisis.

Astillas

1.- Jaque Mate a la Marina. Sobra hablar del caso de la niña Frida Sofía porque, además, los acontecimientos son aún confusos. Lo grave es que no tenemos elementos lo suficientemente claros para señalar a un culpable debido a que las dos instituciones involucradas cuentan con poca credibilidad (una más que otra). Sin embargo, me parece que fue un terrible error sacrificar a la Marina a través de una disculpa. Basta recordar que, de las fuerzas de seguridad, la Marina es la que cuenta con mayor prestigio y confianza por parte de la ciudadanía. ¿En qué momento se le ocurrió al Gobierno Federal que la Marina ofreciera una disculpa PÚBLICA a una televisora? Porque aunque en el discurso (leído) los oficiales no mencionaron a Televisa, está claro que la disculpa vino ante la exigencia de San

Ángel.

Me parece que la estrategia del Gobierno Federal debió ponderar mejor y, en todo caso, blindar a la Marina del escándalo y no exponerla, por el bien de todos los mexicanos.
Pero dicen por ahí “piensa mal y acertarás”. Habrá que ver en qué consistió la presión de Televisa y qué saben en la televisora para que el Gobierno Federal doblara las manos.
Al final, dos instituciones que tenían poca credibilidad (Televisa tenía menos que la Marina) acabaron todavía más hundidas en la desconfianza. Lamentable.

2.-Repudio a la clase política. Con la herida a flor de piel por la vulnerabilidad de todos ante situaciones como el sismo del 19 de septiembre, salen desde la entraña viejas dolencias. La corrupción, la falta de eficacia de parte de las instituciones, un sistema político disfuncional y, sobre todo, lastimoso para nuestra gente provocó la catarsis. Si usted no cree en los discursos ni en las alegres cifras de los informes de gobierno, no necesita más que poner al Secretario de Gobernación, a algún Gobernador, a algún Delegado frente a la gente que, lastimada por el sismo, reacciona como lo haríamos todos ante una situación de peligro: con rechazo.

Si los gobiernos fueran eficientes, la gente se acercaría a los funcionarios con la confianza de que recibirá respuesta. En lugar de ello, los expulsa del “territorio” al que pertenece y que llora por una tragedia. No están para aguantar más mentiras o escuchar los discursos de siempre.

Por ello no sorprenden las exigencias de que los recursos de las campañas, de las pensiones de los ex presidentes y hasta una parte de los sueldos de funcionarios y legisladores se destinen a la reconstrucción. ¿Por qué? Porque en momentos como éste, ha sido la sociedad civil quien ha sacado la casta, no las instituciones.

3.- Las dos Fridas. Una nos tuvo en vilo, pero no existió; la otra sale de la nada y se convierte en el héroe en medio de la catastrofe. Es curioso (si es que es coincidencia) que compartan el nombre. La primera, la Frida del Colegio Rébsamen, hoy es la imagen de la corrupción, de la mentira, del intento de manipular una situación indomable por el caos y porque hoy hay más ojos vigilantes, con cámara en el celular y con el hastío de muchos años de demagogia. La segunda, hecha de la nada, cumple perfectamente con los elementos que plantea Victor Gordoa para la construcción de una imagen pública: la percepción del colectivo que emite un juicio de valor POSITIVO y que se convierte en un mensaje por sí misma. La Frida que rescata, que cumple con su deber, que lo hace, además, con la inocencia de una criatura ajena a todo lo que representa la primera Frida.

En un momento de estrés, de crisis, nos hemos regalado (de nosotros y para nosotros mismos) una heroína, una figura de esperanza que cumple con los valores que más necesitamos en estos momentos: deber cumplido, bondad, alegría (la cara de los labrador ofrece siempre una sonrisa, las facciones de la raza son suaves) y pureza de corazón. Lo triste es que esos valores los tuvo que encarnar un animalito. ¡Imagínese cómo andamos los humanos!

4.- ¿Por qué prolifera la información falsa? Fácil, porque la información oficial se ve rebasada.

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