El color en el camposanto para la noche de muertos

Flor de cempasúchil o de veinte pétalos.

Morelia, Michoacán a 30 de octubre de 2018.- La ceremonia de la noche de muertos no sería lo mismo sin el color del cempasúchil, pues esta flor decora los panteones y templos para guiar el camino de los difuntos, tal y como lo detallan las tradiciones.

En la ornamenta para dicha ceremonia se utilizan flores como el cempasúchil, la celosía y la nube.

La “flor de veinte pétalos” (por sus raíces en lengua náhuatl cempoal-xochitl, veinte-flor) sólo florece después de la época de lluvias. Por esta razón se ha convertido, junto con las calaveritas de azúcar y el pan de muerto, en uno de los íconos de las fiestas de muertos.

De color amarillo intenso, el tallo de la cempasúchil puede llegar a medir hasta un metro de altura, y sus botones alcanzan los cinco centímetros de diámetro. Por ello los mexicas, durante la época prehispánica, la eligieron para tupir con cientos de ejemplares los altares, ofrendas y entierros dedicados a sus muertos.

En Tarímbaro Michoacán se siembran más de 30 hectáreas de cempasúchil, 21 hectáreas de celosía o mano de León y 25 de nube. Este año, en el caso de las dos primeras flores mencionadas el precio oscila para los ramos grandes en 60 pesos, y la tercera se adquiriré en ramos desde 10 pesos.

En los campos que lucen con el peculiar color de la flor de cempasúchil, las labores arrancan a las 7:00 de la mañana, horario en que los campesinos cortan la flor y separan la parcela que sembrarán en agosto próximo para que empiece a florear a finales de octubre.

La nube se siembran en agosto, mientas que la llamada mano de León se planta desde julio, debido a que requiere un proceso mayor de maduración, no obstante, sus tonos púrpuras son visibles desde los primeros días de octubre.

Los campesinos vuelven a caminar los surcos que araron para volver sus parcelas sitios vacíos, todo, con la finalidad de que aquellos que se adelantaron en el camino regresen por una noche a caminar entre nosotros, a través de los senderos de pétalos que las familias michoacanas colocan sobre las tumbas y los altares.