Gerardo Herrera

Subjetividad

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El humanismo occidental nos formó antropocéntricos, egoístas, generadores de clasismo, racismo, generismo, sexismo, edadismo, capacitismo, entre otras formas de asimetría de poder.

Pero por otro lado, el modelo económico que se construyó sometió al ser, al saber, el poder y a la naturaleza de los pueblos que fueron colonizados, entre ellos los pueblos de Mesoamérica, que después de la independencia, mantuvimos las relaciones económicas de un modelo que nos sigue sometiendo, controlando y disciplinando a los cuerpos; durante estos quinientos años se vivieron genocidios de las mujeres, personas originarias, personas africanas; a la vuelta de los últimos años, se han ido tejiendo las condiciones para  el humanismo que hoy se propone posicionar, se hace desde pensadores críticos, es decir emancipados, libres, autónomos, quien proponen un humanismo del otro, mirar desde la mismidad al otro en alteridad.

Para muchos estudiosos la subjetividad es uno mismo, esta es la subjetividad occidental que nos plantea primero yo, pero realmente desde el pensamiento crítico de Emmanuel Levinas la subjetividad es entregarnos a la otredad, es decir, desde la alteridad, desde el reconocimiento de la existencia del otro y como ser para el otro, forma una pinza fundamental para en horizontalidad, comprender la importancia que tiene el otro, no solo para la mismidad, sino porque ese otro es importante, porque sin él no hay subjetividad, no hay mismidad.

Para encontrarnos con el otro, lo hacemos a través de su rostro, y es que el rostro no se cubre, sentimos y vemos su desnudez, ver el rostro del otro, nos podría hacer perder el sentido de entregarnos, de darnos al otro; nuestros propios prejuicios, estigmas, violencias que vivimos nos harían rechazar al otro si fuera su piel de color, su condición étnica, con discapacidad (ciego, sordo, de baja visión, con discapacidad intelectual), su edad, su condición de salud, económico, incluso la sexual.

El único valor absoluto para Levinas es la posibilidad humana de dar prioridad al Otro por encima del yo: ese es el ideal de la santidad, no para ser santo, no, sino para comprender la importancia del otro y sus necesidades a través de la dialogicidad.

Levinas plantea la relación con el otro a través de tres conectores, la proximidad, la responsabilidad y la sustitución. La proximidad designa un tipo de relación distinta del saber y de la representación. Lo próximo es lo que incumbe al sujeto, lo que le afecta antes que él lo elija y frente a lo cual no puede guardar distancia. Se impone a la responsabilidad y reside en el rostro del Otro. Es el espacio intersubjetivo trazado por el yo responsable.

En continuidad con la proximidad está la responsabilidad. La relación con el Otro tiene en su origen una orientación ética. Antes de conocerle debo responder incluso de su propia responsabilidad. Por último, la sustitución da su sentido más profundo a la responsabilidad.