¿Amparos para portación y consumo de cocaína en México? ¿Es bueno?

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Como se dio a conocer hace unas semanas, en Agosto de este año de 2019, se entregaron los primeros amparos a dos integrantes de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) que les permiten la posesión y consumo de cocaína, no su venta ni distribución, haciendo alusión a que prohibírselos violaría su derecho al libre desarrollo de la personalidad. Pero ¿es ésta la única razón para que en un país donde las drogas están más que satanizadas, y en medio de un ambiente permanentemente hostil, se otorgue un amparo de este tipo?

Más allá de la generalización de si al drogadicto se le dan privilegios que a otros no, hay que pensar en contexto. América Latina esta en medio de un boom de regulaciones y legalizaciones del cannábis y del cáñamo, con mira en la medicina y la industria.

/ Foto: NDS Noticias

Cuando, en la década de los 70 se despenalizó el consumo y posesión de cierta cantidad de cannábis (pasó de ser “droga dura” a “droga blanda”, con riesgos permisibles) en los países bajos, Holanda principalmente, el gobierno tuvo la pertinente idea de abrir centros enfocados al apoyo y la rehabilitación de los adictos a drogas duras, como la cocaína y la heroína.

Y junto a todo eso, hubo una campaña inmensa de descriminalización de los consumidores, ya que los consumidores, los adictos, al ser señalados por la sociedad se esconden de ella y buscan satisfacer sus necesidades en lo oscuro, en la ilegalidad.

Si al adicto se le criminaliza al igual que a los traficantes y productores, la misma sociedad se niega a reintegrarlo, porque es, a sus ojos, culpable de lo que le acontece. Si la sociedad abre las puertas el adicto tiene la oportunidad de tratar su enfermedad, sin necesidad de esconderse, ya lejos de los riesgos sanitarios y otros que implica el mismo contexto donde se consiguen este tipo de sustancias.

Si éste es un fin visible en el horizonte de las nuevas políticas que se crearán a partir de la regulación del cannábis y del cáñamo, estos dos amparos marcan un nuevo enfoque hacia el asunto de las drogas: comenzar la lucha desde el plano de la salud.