Gerardo Herrera

Círculos de Paz y convivencia social

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Me llena de emoción, el ver como poco a poco, las organizaciones de la sociedad civil se apropian de modelos de intervención para la resolución de conflictos, así como para la atención de la violencia, y desde luego para mejorar la comunicación, para la comprensión de la otredad.

En Lázaro Cárdenas y en diversos espacios donde me ha tocado interactuar como en Sahuayo, en Morelia, Maravatío, Contepec, Pátzcuaro, Quiroga, Erongarícuaro y prácticamente en muchas localidades y cabeceras municipales de Michoacán, así como la capital del Estado, puedo apreciar como las y los participantes replican el modelo de intervención al reunirse en círculo y desde ahí generar los diálogos horizontales, en complementariedad, en ecología de saberes, en alteridad, intersubjetivación, tolerancia y desde luego el respeto, es decir el ejercicio de la espiritualidad.

El origen de los círculos de la paz es herencia de los pueblos originarios que poblaron Mesoamérica; de esta manera el ser humano, como ser social (persona con derechos y obligaciones) ha utilizado la reunión en círculos desde sus inicios, para usos tan básicos como cubrirse del frio, proveer de alimento, defensa, comunicación y generar la danza, la música, la convivencia.

En la posmodernidad, el modelo de agruparse en círculo ha desarrollado una pedagogía, que ha combinado los métodos de comunicación, la solución alterna de conflictos en equidad y la toma de decisiones libre y autónoma; para integrar el método “Círculos de Paz”.

El fundamento filosófico de los “Círculos de Paz” se encuentra en la Justicia Restaurativa, tan utilizada en estos tiempos; que se preocupa por las personas involucradas en el asunto, reconociendo la responsabilidad de estas personas en la búsqueda de las soluciones a sus conflictos y la armonía social.

La pregunta es simple, para qué organizar un círculo de Paz, bien, son diferentes los propósitos, entre ellos, mejorar la intersubjetivación, facilitar el trabajo grupal, buscar soluciones de interés común, planes de acción, o transmisión de conocimiento.

De manera permanente cuando realizó acciones para construir el Círculo de Paz, insisto en la importancia del manejo socioemocional, de la inteligencia emocional de los participantes, pero además de la construcción de un lenguaje incluyente, y no sexista, sustentado en el respeto a la dignidad humana y los derechos y libertades.

Y es que, el Círculo de Paz es un proceso que genera la esperanza entre sus miembros para que se identifiquen con lo que los une como personas (no solo con derechos sino con obligaciones) y no con lo que los separa, reconociendo los principios, los valores y las virtudes sociales, de la fe, la esperanza, la humildad, la caridad, la confianza, la comunicación, pero también la templanza y la prudencia.

En su conjunto el Círculo de Paz promueve:  Igualdad y equilibrio de los participantes, Espacio seguro para el diálogo y la escucha activa, Construcción y acuerdo de valores de grupo, Planteamiento de soluciones y planes de acción, y es que el Círculo de Paz, es como una comunidad de aprendizaje, con un proceso permanente dialógico, como lo describe Ramón Flecha. Sirva este mensaje para mis amigas las Mujeres de Acero de Lázaro Cárdenas. Pero también para el trabajo que se desarrolla en la Subdirección de preescolar donde ya avanzan en estos modelos de atención de la resolución de conflictos para la cultura de la Paz y la convivencia social.