¿El amor está perdiendo ‘su alma’ en la era digital?

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  • ‘Hay una entendible necesidad por la que los jóvenes amantes pronuncian su felicidad en público. Pero el amor, cuando es maduro, no vive públicamente’, asegura el experto Firmin DeBrabander.

Morelia, Michoacán a 14 de febrero de 2019.- Los usuarios de Instagram han empezado a poner publicaciones por sus ‘semaniversarios’, en donde diligentemente remarcan la duración de sus romances. Un artículo de The New York Times explica cómo las publicaciones de semaniversarios involuntariamente —o voluntariamente— tienen la consecuencia de avergonzar a las personas que no están enamoradas.

El artículo también mostró que ante este fenómeno se pone en duda la intensidad de las relaciones de quienes ven la publicación. Las otras personas se preguntan por qué sus parejas no son igualmente enamoradizos en línea.

Algunos incluso admitieron que este fenómeno hizo que se quedaran en una relación más tiempo del que debieron: seguían celebrando los semaniversarios solo para mantener las apariencias en línea.

La verdad es que esto puede aplicar para cualquiera de las plataformas de redes sociales, en donde las personas sienten la creciente necesidad de actuar sus vidas en tiempo real por medio de un formato público; documentando cada evento e incidente, sin importar que tan remarcable o mundano sea.

Siendo un filósofo que investiga el tema de la privacidad, me encontré pensando en la valiente y nueva cultura del intercambio digital.

¿Qué dice sobre el amor el hecho que muchos se vean obligados a vivir sus romances en voz alta, de manera detallada?

¿Por qué tendríamos que mostrar públicamente nuestro amor?

Por una parte, esto no es nada nuevo. La mayoría de nosotros busca la aprobación de los otros, algunas veces incluso antes que la propia. La aprobación de los otros, o su envidia, hace que nuestra felicidad sea mayor.

El filósofo Jean Jacques Rousseau reconoció algo así cuando hizo la distinción entre el ‘amour de soi’ y el ‘amour propre’, dos diferentes formas del amor propio. El primero es el amor que es instintivo y no auto-reflexivo.

Rousseau ve este en el hombre presocial, quien está despreocupado por lo que los otros piensan de él. Ese hombre se ama incondicionalmente y sin juicios.

La sociedad, la cual complica nuestras vidas de manera irremediable, introduce el ‘amour propre’. Este es el amor propio mediado a través de los ojos y las opiniones de las demás. Este segundo tipo de amor, según Rousseau, es altamente defectuoso. Es hueco, enfermizo y francamente fraudulento.

Las opiniones y el juicio de los demás cambian rápidamente y no constituyen una base firme para el amor propio honesto, duradero y seguro; ni tampoco para cualquier emoción relacionada o arraigada en él.

Esto sugiere una visión poco prometedora de las publicaciones de los semaniversarios. ¿Acaso son sólo una manera de satisfacer la necesidad del amour propre, buscando la aprobación o la envidia de los testigos en línea?, ¿están dirigidas para el amante en lo absoluto?, ¿o acaso sólo sirven para la afirmación pública?

Creando nuestras historias de vida

¿Hay alguna manera más positiva de encontrarle sentido a las publicaciones de semaniversarios?

El filósofo Paul Ricoeur argumentaba que los humanos tienen una inherente necesidad de ver sus vidas en una narrativa. De esta manera, las personas le pueden hallar un sentido a sus vidas.

Específicamente, uno tiene como objetivo proyectar una estructura narrativa sobre la vida y darle un comienzo, un clímax y, con suerte, una conclusión apropiada. El individuo también desea situar su historia de vida dentro de una narrativa mayor, ya sea social, histórica o cósmica.

Por lo que creo, las redes sociales nos dan nuevos poderes para crear la historia de nuestras vidas, y si es necesario, cambiar personajes, líneas narrativas dominantes o temas de fondo, cómo y cuándo queramos. Al documentar los acontecimientos y las ocurrencias de todos los días incluso podemos elevarlos y darles un significado.

Así que parece perfectamente natural que las personas quieran compartir sus romances.

Actualmente estoy felizmente casado desde hace mucho tiempo, pero sí recuerdo cómo el primer amor era emocionante y confuso. Es un desastre de emociones que son difíciles de trabajar y entender. Entre los mensajes revueltos emitidos por la familia, la sociedad y los medios, a veces es difícil saber cuál es la mejor manera de llevar a cabo una relación y determinar si se están haciendo las cosas bien (o si ya has encontrado a la persona ‘indicada’).

De hecho, traté de controlar todo esto escribiendo mis propios pensamientos. Esto ayudó a darme claridad. Objetó mis pensamientos: literalmente los proyecté en un papel delante de mí, y pude entender mejor cuáles eran más resonantes, poderosos y apremiantes.

El amor y la inseguridad

Las redes sociales, por la otra parte, no están designadas para la introspección o la búsqueda del alma. Las publicaciones deben ser cortas, atractivas y declarativas. Las de Twitter solo toleran los 280 caracteres.

La ambigüedad no tiene lugar en ellas. Las redes sociales no son el lugar para resolver nuestras emociones conflictivas. Es muy simple: o está enamorado/a o no lo estás, y si estás enamorado/a, ¿por qué declararlo si no te hace feliz?

Facebook descubrió que las publicaciones negativas causan la pérdida de seguidores, y muchas personas quieren mantener su audiencia. El erudito legal Bernard Harcourt sostiene que el intercambio de redes sociales evoca la gran tradición estadounidense de espíritu empresarial.

Desde esta perspectiva, con la publicación de los posts de semaniversarios, los individuos crean una identidad y una historia; así, están generando una marca que pueden comercializar ampliamente.

Es difícil ver cómo este fenómeno contribuye a las largas relaciones. Si, por ejemplo, como dice Ricoeur, los derrames en las redes sociales son un intento de elevar lo mundano, lo simple, lo cotidiano, y les da un significado especial, entonces se plantea la pregunta: ¿por qué se podría sentir la necesidad de hacer esto repetidamente, de manera persistente?

Yo argumentaría que traiciona un aire de inseguridad. Después de todo, en algún momento, toda la afirmación que uno necesita debe provenir de su pareja.

Amor verdadero

Hay una entendible necesidad por la que los jóvenes amantes pronuncian su felicidad en pública. Pero el amor, cuando es maduro, no vive públicamente.

Las parejas amorosas no son necesariamente fáciles de distinguir en público. Con esto pienso en mis padres, y en mis suegros, casados por casi 50 años. Se pueden sentar el uno junto a el otro en un silencio cómodo por largos periodos de tiempo. También pueden comunicarse sin tener que decir una sola palabra.

El amor es una relación extremadamente privada que necesita de la intimidad. Solo en la intimidad emerge la ambigüedad inherente o la complejidad del amor. Solo en la intimidad, usted y su pareja son plenamente vistos y conocidos, con todos sus defectos o contradicciones, y son perdonados.

Son en estos momentos íntimos en los que los amantes aprenden a tolerar la ambigüedad, negociar sus diferencias y perdurar.

Fuente / El Financiero

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