Gerardo Herrera

Inclusión: toda la sociedad sin excepción

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Para impulsar la inclusión al interior de los centros escolares, en los espacios laborales, en los equipos deportivos, y otros grupos sociales, mínimamente debemos como sociedad avanzar significativamente en los siguientes valores: igualdad, derechos, participación, comunidad, sostenibilidad, respeto a la diversidad, no violencia, confianza, compasión, honestidad, valor, alegría, amor, esperanza/optimismo, belleza, tolerancia, alteridad.

Cuando nos referimos a los derechos, son los derechos humanos, las libertades y el respeto a la dignidad humana; los bloques de los derechos humanos que deben ser utilizados dentro de los espacios grupales para la inclusión son los siguientes: bloque de libertad, el bloque de igualdad, y el bloque de seguridad social de manera genérica.

Pero si de espacios escolares se trata, para los directivos y docentes, es conveniente que conozcan y apliquen los criterios normativos de sus códigos de ética y los manuales de buenas prácticas, así como su reglamento de acuerdos de convivencia de tenerlo, de no ser así, construirlo; pero adicionalmente, también se requiere que estos actores institucionales, así como los padres de familia y tutores, conozcan de los derechos humanos, la perspectiva de género, la igualdad y no discriminación, la cultura de la Paz, la interculturalidad, así como la sostenibilidad, que den sentido para el conocimiento y manejo de la Ley General de Educación y la particular del estado de Michoacán.

Cuando nos referimos a trabajar la inclusión en los centros escolares, nos referimos a que sus integrantes de la comunidad educativa: directivos, docentes, personal administrativo, de apoyo, los padres de familia, los tutores, pero además la niñez, la adolescencia o la juventud conozcan, vivan, y hagan alteridad de los valores de la inclusión en la otredad, tal como lo expresa Emmanuel Levinas. Estos valores, que ya señalamos en el primer párrafo son los siguientes: igualdad, derechos, participación, comunidad, sostenibilidad, respeto a la diversidad, no violencia, confianza, compasión, honestidad, valor, alegría, amor, esperanza/optimismo, belleza, alteridad, tolerancia.

Desde esta perspectiva, y al amparo de un trabajo de más de tres años que fue desarrollado en Apatzingán, al cual se le denominó “Cohesión social Apatzingán”, que fue diseñado e instrumentado por quien esto escribe y acompañado de la joven Emily Stephanie Medina que fue su operadora in situ; después de tres años de trabajo y al evaluar los resultados de dos temporadas,  se logró identificar diversos valores que permiten generar las condiciones para el fomento de la comunalidad, así como de cohesión social, y por ende de la inclusión; no basta con llamar a un grupo de personas o a una colectividad como incluyente, si es que no se practican dichos valores de la inclusión.

Por otro lado, no puedo dejar de reconocer que pueden existir otros valores, incluso algunos de manera tropicalizada, no obstante, en un ejercicio de participación de varios años y trabajando con diferentes estructuras sociales, pudimos lograr identificar dichos valores, que ahora compartimos con ustedes, y que en su momento si realizan acciones colectivas, estas reflexiones podrían ser utilizadas para fortalecer sus prácticas y tener un referente de por dónde caminar para la inclusión.

En este sentido se dará inicio a la tercera temporada del programa “Inclusión Social Apatzingán”, en donde se desarrollarán acciones de manera hibrida, toda vez que aún no está resuelto el tema de salud pública de la pandemia del COVIH19 y que además se ha declarado emergencia internacional la Viruela Símica, situación que nos obliga a usar las tecnologías de la información y la comunicación a través de plataformas digitales para el desarrollo de dicho programa y a trabajar con las medidas sanitarias de todos, todas, todes conocidas.