“Te prometí que esto sería para siempre y aquí estoy”

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“Para toda la vida”, ¿será algo posible o muy pretencioso hoy en día? 

En lo personal, creo que es posible si reconocemos que el Amor hay que alimentarlo diariamente. Una vez que se conquista necesita de acciones, mantenimiento y renovación. 

El riesgo a perderlo siempre va a estar presente y en cierta medida puede resultar sano mantenerse alertas ante la consideración que el amor un día se acabe y no resucite. Es importante reconocer que las relaciones tienen fecha de caducidad y justamente desde ese punto se pueden mantener las medidas que alarguen su vida útil. 

Dar todo por sentado es sumamente peligroso, porque se descuidan muchas acciones ante lo “seguro”. 

También es importante entender que a lo largo del camino se pueden presentar diversos desafíos que pueden poner en duda al amor; nacimientos de lxs hijxs, economía, participación de la familia, nuevos hábitos, cambio de país, trabajo, salud… En la vida nada es estático, nos mantenemos en constante movimiento y pretender ser lxs mismxs a lo largo de los años es iluso o señal de estancamiento o poco crecimiento. Quizá la esencia resulte la misma pero los cambios se presentan y es necesario ajustarse ante las nuevas posibilidades. 

Otro aspecto importante, es aprender que el amor es una DECISIÓN, pues sí, aunque esta afirmación tenga sus retractores. Yo mantengo mi posición, la madurez te permite decidir y aunque en el mundo de las sensaciones puedan haber variaciones, yo puedo decidir amar por encima de lo fugaz del enamoramiento y también de las tentaciones que siempre se van a presentar, cuestión de decidir si asumir el riesgo o dejarlas pasar. 

El amor se reinventa desde lo auténtico, sin pretender seguir guiones, cada pareja que ha logrado superar las pruebas del tiempo ha construido su propio código relacional que puede o no ajustarse a lo social pero que sin duda resulta para ellos.