En los últimos años de mi trabajo profesional en campo, he privilegiado el aprendizaje dialógico, como una herramienta fundamental para que todas, todos, todes las personas participen y se escuchen y valoren su trabajo y sus ideas.
El aprendizaje dialógico lo he utilizado igualmente en mis procesos de investigación, como fue el último proceso en Santa María de Huiramangaro, Pátzcuaro, Michoacán, donde se lograron crear las condiciones para atender una problemática social.
Desde mi experiencia, el aprendizaje dialógico permite, los siguientes aspectos que son fundamentales para procesos de transformación:
Se facilitan las acciones conjuntas de todos los actores sociales, políticos, institucionales, familiares, relacionales para la creación de condiciones de aprendizaje de todas adolescencias y juventudes en formación e información de todos los actores que intervienen en el aprendizaje dialógico, y no solo de los docentes; Se reorganiza el ambiente de aprendizaje, se deja lo tradicional para avanzar en nuevas formas de comunicación dialógica:
La enseñanza-aprendizaje es el centro de la escuela para toda la comunidad, para todos los actores y no solo para el alumnado; La enseñanza se planifica para el colectivo y se establecen finalidades claras, que se conocen, se introyectan, se comparten y se cumplen por la comunidad; Todos los actores implicados parten de altas expectativas y también las fomentan en el resto de la comunidad.
La participación del alumnado, los docentes, de la familia y la comunidad, es posible si se da voz de manera igualitaria a todos y todas las participantes; El liderazgo escolar es compartido: se generan comisiones de trabajo para coordinar todo el proceso con una gran delegación de responsabilidades, acciones deontológicas, éticas, axiológicas y; La educación entre iguales: se incide en la igualdad de derechos de todas y todos para acceder a todos los procesos formativos.
