Gerardo Herrera

Convivencia

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Gerardo A. Herrera Pérez

Durante la semana tuve la oportunidad de caminar sobre diversas avenidas de Morelia y Pátzcuaro, también por Uruapan; pude apreciar que aun en el marco de la pandemia, ha sido difícil para mucha personas mantenerse en confinamiento, sobre todo para aquellos que tienen hijos en edades tempranas y de los jóvenes. En estos mismos días hablé con diferentes padres de familia, cuyas preocupaciones son que sus hijos vayan por un camino de respeto y convivencia social.

Me parece tan importante que los padres observen un enfoque diferente sobre la realidad social que vivimos, pero que el mismo se haga en el marco de la complejidad, porque ello nos permite abonar a una perspectiva más amplia, pero no necesariamente incomprensible, al contrario, nos permite abrevar de varias disciplinas, entre disciplinas, así como transdiciplinariamente, y con ello, estamos construyendo nuevos conocimientos y formas de interacción que nos ayudar a una mejor comprensión de la realidad social.

Durante todos estos años, me ha tocado impulsar acciones para la transformación social; también he tenido la gran oportunidad que promover en el discurso público el concepto de paz, para trabajar en un modelo social de mayor tolerancia, respeto e inclusión social, para ello hemos propuesto acciones a las estructuras normativas, la operacionales y las de diseño de la política pública, que hoy son una realidad, expresar que se propuso sin el seguimiento de nada sirve, es pertinente cuando en la práctica existen  y son de beneficio  para todos y todas.

Para Johan Galtung: la paz no es ausencia de violencia, la paz es la capacidad del género humano para resolver los problemas en equidad. Y habría que trabajar en un modelo de paz que permita ir disminuyendo la violencia física, pero también trabajar en disminuir la violencia estructural y la violencia cultural, que nos permita realmente hacer viable por parte del Estado la protección de los derechos humanos y las libertades del ser humano, y desde luego rescatar la más amplia participación social.

Sin embargo, nos preocupa y ocupa que los actos de violencia que se suceden, están legitimados por la población al sentir miedo y  al exigirle al Estado que intervenga a través de sus aparatos militares y de seguridad pública para resolver los conflictos que suceden derivado de muchas aristas; por lo que expresamos que se requiere de mayor participación ciudadana y en general de gobernanza.

Pero en esta posición dialógica que tuve con padres y madres de familia en plataforma digital y en encuentros en la vía publica, compartí la importancia de generar los espacios para la más amplia participación social, esto es, requerimos de fortalecernos como familia, de desarrollar nuestra propia estrategia para fortalecer la protección  a los miembros de la familia, pero adicionalmente, requerimos de trabajar en un diseño de compromiso para que con ejemplos claros de los padres se formen los valores, las virtudes y los principios sobre los cuales deseamos que nuestros hijos actúen.

Hoy, se construye sobre acuerdos de convivencia, ello es bueno porque no generamos obligación sobre el comportamiento de las personas, no obstante en la formación de las y los hijos, es importante asumir la disciplina a través de reglas claras y cumplibles, que vayan formando los hábitos de los hijos; no hacerlo es tanto como pensar que vivimos en condiciones de amigos de nuestros hijos y que ello nos llevará a darle viabilidad al proyecto de vida de la familia.

No obstante, los padres somos eso, padres y autoridad para orientar y dirigir bajo valores a nuestros hijos, ellos deben de saber y tener certeza de esta situación, no deben de confundirse,  de tal suerte que nuestros hijos tendrán sus amigos, amigas, en tanto que los padres serán ese respaldo que dé contundencia y viabilidad a la formación y desarrollo humano de nuestros hijos.