Es una afirmación que he escuchado en tantas mujeres, amigas, conocidas, pacientes,etc. Es sorprendente las caras que ponen cuando escuchan decirme: “Yo sí me masturbo y me encanta”, poco les falta para decirme: “aberrada sexual”, aún existe tanto tabú en esta materia, conozco mujeres que lo practican y lo niegan por vergüenza. Esto no suele ser un tema de conversación tan abierto entre mujeres, como suelen manejarlo con tanta naturalidad los hombres.
Lo otro que llama mi atención es la reacción de algunas de mis pacientes, que luego de indicar la masturbación (auto ejercicio de la función sexual) como parte del tratamiento y explicar todos sus beneficios, se niegan y simplemente “desaparecen”.
¿Por qué negarse el placer a sí mismas?, de allí radica tantos mensajes religiosos de censura y una educación sexual castradora. No saben lo que se pierden, es más les informo que la gran cantidad de mujeres con anorgasmia (ausencia del orgasmo), vaginismo (dificultad para realizar el coito), entre otras disfunciones sexuales, se deben a la falta de masturbación y autoconocimiento sexual.
¿Cómo se supone que vas a guiar a tu pareja, si tú no eres capaz de reconocer que te lleva al clímax? Es incoherente, ¡cierto! Tu pareja no tiene porqué adivinar lo que te gusta, es tu total responsabilidad.
Empieza a empoderarte de tu sexualidad. No hay nada de sucio, ni de pecado “hacerse el amor”, recuerda es tu cuerpo, descúbrete, reconócete, acaríciate y date el permiso de experimentar exquisitos orgasmos. La madurez implica desechar mensajes disfuncionales y quedarte con lo que te hace sentir plena y satisfecha.
