Toda una paradoja; por miedo a sufrir, prefiero quedarme en el sufrimiento conocido

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“Nos conformamos con vivir infelices porque nos da miedo el cambio y que todo quede reducido a ruinas” citando a: Elizabeth Gilbert de mis libros favoritos; Comer, rezar y amar. 

Hay que dejar claro que toda separación inicialmente genera un duelo: negación, rabia, negociación,  depresión y aceptación. Son etapas que se deben pasar. No hay fórmulas mágicas para saltarse estas etapas. Así como el oro para brillar tiene que pasar por el fuego. Toda transformación al inicio genera dolor y sufrimiento. En este sentido no falta quién dice: “es difícil”, y yo con honestidad y por experiencia respondo: – ¡Sí, lo es!, pero tampoco es imposible de salir. 

Se trata de elegir como refiere Walter Riso, entre dos tipos de sufrimientos: el productivo o el improductivo. 

El sufrimiento improductivo, no hay escapatoria, se trata de un círculo vicioso. Es conformarse con un sufrimiento estéril, que no tiene sentido. Es quedarse en una relación cargada de maltratos y sufrimientos porque es lo único conocido. 

A diferencia, el sufrimiento productivo, es el que motiva y transforma. El dolor inicial permite, reencontrarte, reflexionar, buscar ayuda, emprender nuestros proyectos. Ocurre algo así, como la mitología del Ave Fénix, logras renacer dentro de tus cenizas. 

Te invito a elegir ¿Con cuál sufrimiento prefieres quedarte, el que estanca o el que te motiva a crecer? 

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