Ciudadanos y corrupción

Columnistas

“¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga por pecar? ¿Pues para qué os espantáis de la culpa que tenéis?”

Sor Juana Inés de la Cruz.

Por: Rosmi Berenice Bonilla Ureña

A todos nos resulta fácil y hasta atractivo criticar las acciones u omisiones de gobierno. Especialmente en México, tenemos la cultura de un modelo paternalista nacido luego de la revolución, en el siglo pasado, en el que el Gobierno tiene la obligación se resolver todos, absolutamente todos, nuestros problemas.

Sin embargo, en el tema de corrupción, los ciudadanos somos juez y parte y debemos aceptar nuestras responsabilidades, cambiar nuestras perspectivas, abrazar el empoderamiento que nos ofrecen espacios como el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción y coadyuvar a cambiar aquello que nos afecta tremendamente como sociedad.

Los ciudadanos también debemos crear conciencia de nuestros actos individuales a favor de la corrupción y aprovechar los espacios que se nos abren para mejorar nuestros entornos y hacer comunidad (entendida como bien común).

Pero cuando hablamos de un problema que cuesta 1.6 mil millones de pesos; (8.9 por ciento del PIB), los ciudadanos de a pie consideramos que la corrupción la ejercen otros: políticos y empresarios.

De acuerdo a María Amparo Casar (2016) en su texto “México: anatomía de la corrupción”, el 77 por ciento piensa que sus familiares no participan en actos de corrupción y el 68 por ciento que sus vecinos también son inmunes a esa conducta.

Por citar un ejemplo, todos estamos en contra de la corrupción, pero ¿quién no ha adquirido algún producto pirata? ¿Quién no se ha buscado a “algún amigo” para agilizar un trámite u obtener algún beneficio?

Esa doble moral social, la exaltación del poder y del dinero parece transportarnos a las épocas de la monarquía cuando entre más cerca del rey o del señor feudal, mayores beneficios se obtenían.

La percepción de que los ciudadanos no son parte de la corrupción es, a mi juicio, uno de los problemas más difíciles de sortear a la hora del combate.  En tanto no seamos conscientes y responsables de nuestros actos, no podremos evitarlos.

 

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