Gerardo Herrera

Día de las madres con otro enfoque

Columnistas Inicio Principal

En el Día de la Madre, es importante no homogenizar, si bien genéricamente se habla de las mujeres que tuvieron hijos o hijas, lo cierto es que cuando se realiza un ejercicio de interseccionalidad logramos ubicar distintas formas de ser mujer aun cuando no exista el proceso de reproducción social, pero que asumieron los roles de madres siendo: mujeres sociales trans o bien mujeres biológicas, incluso hombres que asumieron esos roles de género.

En esta diversidad encontramos a madres que son; mujeres indígenas, mujeres con discapacidad, mujeres enfrentando diversas enfermedades, mujeres viviendo en minorías religiosas, mujeres privadas de la libertad, mujeres madres esposas, mujeres monjas, mujeres trabajadoras del sexo comercial, mujeres políticas, mujeres realizando labores en el campo y la agroindustria, mujeres migrantes, mujeres jornaleras, mujeres viviendo en adicciones y mujeres con problemas mentales, así como, mujeres adultas mayores, mujeres comunicadoras, mujeres líderes sociales, mujeres trans, mujeres empoderadas que viven en sus privilegios, mujeres que no cuentan con voz, poder y valor en sus cuerpos, mujeres que buscan a sus hijos porque fueron desaparecidos y van en caravanas exigiendo al Estado a sus hijos o hijas o bien, el cuerpo de ellos, ellas también son madres, entre otras muchas más; cada una de estas viven su maternidad y el ejercicio de ser madre de maneras diferentes

Desde la teoría del feminismo las diferencias, desigualdades y la opresión en la que viven las mujeres, ha permitido que se generen condiciones de sometimiento, control y disciplina del cuerpo, bajo la dominación y subordinación de los hombres, mujeres madresesposas que realizan roles domésticos y de cuidado justificado por cuestiones escencialistas; la responsabilidad de ser madre, es pues la responsabilidad de la producción y reproducción social, dicho de otro modo, crear  la fuerza de trabajo para el modelo económico en que vivimos y generar las condiciones de cuidado y quehacer domésticos.

Aun observamos como mujeres madres esposas, continúan viviendo en cautiverios (no soy totalitarista, pero tampoco reduccionista); cautiverios que han sometido y controlado su voluntad y su cuerpo en su gran mayoría por hombres y en ocasiones también por otras mujeres, con respecto a su independencia y autonomía de su libertad, nos comenta Marcela Lagarde. Cautiverios que no permiten revisar social y culturalmente el gran aporte de las mujeres a la construcción de este modelo social, y que hoy, por hoy, requiere de una sociedad que demanda de todos sus integrantes un nuevo modelo social, centrado en el respeto a la dignidad humana y una economía feminista, donde hombres y mujeres trabajen al unísono en actividades domésticas y de cuidado, como expresa Silvia Federici, “No es amor, es trabajo no pago”.

El debate posmoderno, nos obliga a revisar que en el discurso de los derechos humanos, de la equidad de género y de la perspectiva de género y de la diversidad sexual, existen tanto mujeres cisgéneros, como mujeres sociales; hoy las condiciones biológicas no deben ser elementos para excluir y discriminar a las mujeres sociales, aquellas que han trasgredido su género y que se asumen con otra identidad de género distinto con respecto del sexo que se nació, las denominadas como mujeres trans.

Los mecanismos de opresión que viven cotidianamente muchas de las mujeres madres esposas son: de invisibilidad, de estigma, de discriminación y de violencia, en cuya dominación encontramos la violencia física, verbal, patrimonial, económica, psicológica, sexual, estructural, simbólica, invisible, de usos y costumbres, la laboral a través del acoso y el hostigamiento, la política, y otros mecanismos que disciplinan y controlan el cuerpo de las mujeres.

No podemos permitir que más mujeres mueran a manos de sus parejas, no podemos permitir más feminicidios, transfeminicidios, lesbofeminicidios, o bien crímenes de odio contra el género; decirlo, es simplemente expresar como lo vi ayer en Salvatierra en una pancarta pegada sobre el quiosco de la plaza:  “no se puede festejar el Día de la Madre, cuando un hijo no se encuentra, pese a los esfuerzos de su búsqueda” o bien, cuando se niega la posibilidad de que una mujer trans pueda realizar ese acto solo porque su cuerpo no tiene mamas ni vagina, o bien, el de un hombre biológico por las mismas razones, es decir, tanto una como el otro cuerpo serán capaces de fungir en dicho rol justamente porque es una cuestión social, no esencialista o biológica.   

Por ello, desde mi trinchera, continuare trabajando en apoyar procesos que permitir evitar la diferencia, las desigualdades, opresiones, la dominación y la subordinación que ha legitimado que la mujer madre esposa sea concebida como emocional, irracional, dependiente y al servicio de los hombres. Pero también seguiré trabajando en procesos que permitan apoyar a otros hombres para la deconstrucción de sus masculinidades hegemónicas y otras para evitar que el saber, el poder, la autoridad, la jactancia y los mecanismos de control violenten a las mujeres madres esposas y otras mujeres.

Tagged