México y Brasil y el odio

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Por: Gerardo A. Herrera Pérez 

Recientemente México y Brasil han cambiado sus gobiernos y sus ideologías; en tanto que México arriba Andrés Manuel López Obrador con una visión de izquierda, en Brasil llega Jair Bolsonaro con una visión ultraconservadora.

Tanto en México como en Brasil continúan fortaleciéndose acciones de discriminación y diferencia de trato social contra la población que se resiste y tiene una lucha en contra de la homogenización. Mientras que en México, la discriminación de genera desde los grupos conservadores y religiosos dirigidos a la población LGBTTTI e indígenas, desde el gobierno federal se avanza en el diseño de la política pública y nuevas leyes con una visión inclusiva de beneficio a esta población.

En tanto que en Brasil, es el diseño de la política pública la que está definiendo acciones para la exclusión y violencia de los derechos humanos de grupos históricamente excluidos como la población LGBTTTI, los afrodecendientes, grupos indígenas; pero igualmente esta política pública es legitimada por cientos de miles de personas conservadoras y en contra de lo que es visto como anormal.

En ambos espacios nacionales, tanto de México como de Brasil, los une las ideologías de una conquista de hace quinientos años, que se expresa en misoginia, machismo, racismo, neocolonialismo, homofobia, lesbofobia, transfobia, xenofobia, clasismo entre otras cosas, como el odio. Hoy, y bajo un modelo Neoliberal, dichas ideologías se acompañan en un mercado que hace a la población hedonista, narcisista, que genera también hiperindividualismo, hiperlibertarios y desde luego que promueve el ocio, todo ello, elementos para los segmentos de población excluidos que les permiten generar las luchas contra el patriarcado, el colonialismo y el mercantilismo frente a la homogenización de una subjetivación social.

En este mundo de la comunicación, las redes sociales y los amigos cibernéticos, observamos como  reciben cientos de likes en su redes cuando se postean cuestiones que someten y controlan a segmentos de población que se rehúsan a ser homogenizados, quien son tratados con odio, ofensas, palabras que expresan mecanismos de opresión, como el estigma, la discriminación, la violencia verbal, los prejuicios, y que en  general devastan la dignidad humana de una persona solo por ser diferente.

Los grupos conservadores que rechazan la ideología de género y las familias lesbomaternales y homoparentales que ejercen presión sobre las comunidades LGBTTTI, pero además los grupos racistas y xenófobos, se encuentran enquistados en las estructuras ideológicas de Estado, defendiendo al Patriarcado y otras instituciones en detrimento del libre desarrollo de la personalidad, de la igualdad y no discriminación, del derecho a la diversidad cultural, social y sexual y desde luego a ejercer de manera libre los derechos sexuales y reproductivos, y las cuestiones de la multiculturalidad.

Pienso en el daño que se genera no solamente a los grupos atacados a través del odio, sino de manera general a la sociedad; violentar a un miembro de la colectividad, violenta también a la sociedad, finalmente quien desea que a su hijo o hija lo desprecien y lo llamen despectivamente y con odio, que vulneren sus derechos y que lo excluyan socialmente, no solo sufre el que recibe el castigo por ser diferente, sino la familia al verlo sometido.

Necesitamos conocer el porqué de este propósito, porqué el comportamiento de estos segmentos de población conservadores, que se encuentran violentando los derechos humanos y sus libertades. En este sentido Leonardo Boff parafraseando a otros autores, nos plantea que «La aportación brasileña a la civilización será la cordialidad, daremos al mundo el “hombre cordial”. La llaneza en el trato, la hospitalidad, la generosidad, virtudes tan alabadas por los extranjeros que nos visitan, representan, en efecto, un rasgo definido del carácter brasileño»

Precisa que «Sería un engaño suponer que estas virtudes puedan significar “buenas maneras, civilidad”;  «La enemistad bien puede ser tan cordial como la amistad, ya que una y otra nacen del corazón». Así, Boff confirma que del corazón sale el tanto el amor como el odio, porque es ahí que imperan los sentimientos.

El mundo Neoliberal y Globalizado en el cual vivimos, esta permeado por la falta de buenas prácticas y de actividades de respeto, actividades cívicas, de valores colectivos, de la solidaridad. Hoy, las redes sociales, entre otras cosas, son utilizadas para devastar y dividir con odio a las poblaciones que tienen una lucha contra la homogenización, éstas devastan  y dividen, ahí lo mismo se ofende a servidores públicos, que a profesionistas, deportistas y un largo etc.   La gran lucha por la igualdad y no discriminación es evitar vivir como bárbaros, en donde no se permita vivir humana y civilizadamente, con respeto y tolerancia frente a la otredad o lo relacional.

Estas luchas ideológicas y de violencia por prejuicio, no acabaran por el marco de la ley y la justicia, esto es más profundo y fino, es crear y desarrollar la conciencia social, la tolerancia, el respeto, impulsar el dialogo, generar las condiciones de los lazos sociales, promover la ética y lo deontológico de la persona, es sustentar los valores, los principios y las virtudes sociales.

Tanto en México, como en Brasil, ya por la vía de la sociedad civil o por la vía de lo público o en gobernanza con la participación de la academia, se requiere de un movimiento social que legitime una lucha para la creación y desarrollo de la conciencia social,  para la igualdad, la tolerancia, la inclusión y por el reconocimiento de una diversidad cultural, social y sexual, en donde todos seamos reconocidos en el marco de la vida. 

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