Gerardo Herrera

Santa Ana Maya: expresión de trabajo y cultura

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Un domingo con energía, con emoción, con la pasión con que se puede construir las distintas formas de interpretar el mundo y su realidad; así vivimos de rápido, así nos desplazamos de un lado a otro.

Morelia, Santa Ana Maya, Moroleón y Yuriria no se encuentran distantes uno de otro; la velocidad con que se vive, permite en un mismo día poder transitar y devorar kilómetros de carretera para atender los diversos asuntos que se agendan durante el día.   

Desde muy temprano salí de Morelia rumbo a Moroleón, ahí haría mi primera parada del día, estaría en un lugar que durante años lo he visitado para desayunar: “La Quimera”; un espacio con un jardín de buen tamaño, arbolado y sus mesas dispuestas en la terraza para disfrutar de un café y una conversación.

Al llegar a La Quimera, recibí lo que sería mi primera grata sorpresa, me esperaban ya para desayunar mi interlocutor, la otredad, Erick Daniel López Pedraza; fui recibido con una sonrisa plena, un regalo de vida, que aun con el cubre-boca se dibujaba a la perfección; entramos juntos al interior de recinto del restaurante y nos dispusimos a conversar.

Una conversación ágil, respetuosa, constructiva, sentipensante, que permite ver la intencionalidad de tender puentes de comunicación entre autoridades y la sociedad civil organizada, es decir, avanzar en la gobernanza, en brindar una mejor oportunidad a la población a partir de la profesionalización y vocación de servicio de las autoridades y servidores públicos.

En ese ir y venir de reflexiones, análisis, conclusiones, planteamiento de tensiones sociales y resignificación de conceptos y definiciones, nos permitió revisar la importancia de mantener una comunicación viva para pronto tejer nuevas alianzas y ser aliados para un mejor futuro.

Tal vez los temas más importantes que abordamos tienen que ver con el poder político, la cultura de la paz y la convivencia, la crisis del medio ambiente, las masculinidades y los mecanismos de opresión que viven las mujeres, entre otros temas; dichos temas fueron abordados no solamente en la mesa del desayuno, sino in situ en el embarcadero de la cabecera municipal de Yuriria, ahí, observamos las crisis medioambientales, sociales y mentales que se vive ahora en dicha laguna, observamos que si las autoridades no generan estrategias integrales con la participación de la población, aquello que vi hace décadas estará destinado a morir, es decir el Lago de Cuitzeo y la Laguna de Yuriria podrían estar muriendo.   

Estar en Yuriria, me permite fortalecerme en mi pasado y dar certeza al presente que vivo, estar en mi terruño que vio nacer mi infancia y tomar de las frutas que ahí hay me da la esperanza que esta vida es sostenible para esta generación y para las próximas; siempre tomo solo aquello que yo y desde luego mi familia consumirá. Yo respeto mi espacio, lo hago por mis antepasados y porque solo así siento que soy congruente entre lo que digo y hago, agradezco cada momento en mi vida y doy gracias a la existencia de mi otredad, no solo del humano, sino de las plantas y los animales y de todos aquellos elementos de la naturaleza que dan sentido y unicidad con la madre Naturaleza.

De regreso a Santa Ana Maya, observé con más detalle lo que sobre una casi línea recta conecta a la Cinta con la cabecera municipal; me sentí orgulloso de mis raíces por adopción, vi la grandeza de sus campos en donde crecen cientos de hectáreas de maíz, en donde sus cañas verdes y sus elotes a un lado buscan tocar las nubes, hacerse de los rayos del sol y disfrutar de robustecerse con granos fuertes y grandes para el consumo de la población, ya como elote tierno y sabroso, ya como mazorca que generará el maíz para la producción de la industria de la masa y la tortilla de miles de familias en Michoacán y Guanajuato.

Pase diversas localidades: El Cuervo, la Lobera, Buenavista, y otras, en donde se ve que la migración ha calado fuerte, muchas fincas grandes, pero pueblos con poca gente. Me llena de jubilo entrar a la población, a su cabecera municipal, una misma calle en doble sentido permite entender que es un pueblo diseñado de conformidad con las necesidades centenarias, pero no actuales, no apegada a la modernidad, o bien a lo que se dice contemporaneo; me sorprende ver sobre dicha calle principal un edificio que contrasta con las edificaciones de adobe y teja, claro y otras de cemento, cal, arena, tabique y lozas de concreto. Al pasar un vivero de multicolores flores, un regalo a la vista.

Llegó hasta la plaza pública, centro del poder político y religioso de la comunidad, ahí esta la presidencia municipal y la iglesia principal de la cabecera municipal. Cada metro que recorro, recuerdo mis múltiples momentos que he pasado en el auditorio, en la casa del Dif, así como en el Cabildo.    

Recuerdo a los presidentes municipales con los que he interactuado en los últimos quince años;  y con quienes abordamos temas educativos, de salud, contra la violencia, de la cultura de la paz, la convivencia, la cohesión social, el manejo de las adicciones, entre otros.

Sin duda alguna, regresar a ese pequeño pueblo, en donde en su plaza ofrecen las famosas y ya una tradición de Quesadillas, nombre que ha transitado en el tiempo de casadilla a quesadilla, con lo que hoy, muchos vecinos del lugar y turistas que llegan en tiempos de vacaciones buscan tan importante dulce “Bocatto di cardinale”. Su iglesia en honor a Santa Ana, y la influencia de los Agustinos hace más de 400 años han dejado un legado importante en materia agrícola, valor que le hace estar en su escudo de armas, como Tierra Fértil; es decir como lo que expresa Leonardo Boff al nombrar al humano, como “tierra buena y fértil”.

Otra obra que me despierta todo el interés es saber que se resguardan los murales del bicentenario en Santa Ana Maya, recorrer desde el arte visual expresión de talento en manos que se apropian de los colores, los volúmenes y el diseño de lo que significa la conquista, la colonia, y creo es justo expresar la mexicanidad ahora. Jerónimo Mateo Madrigal fue su autor, y es un tesoro.  

Gracias Erick  Daniel López Pedraza, por permitirme nuevamente recorrer mentalmente y físicamente los diversos espacios que para mi constituyen un recuerdo invaluable del trabajo político y social realizado por mi persona en diversos espacios de la cabecera municipal Santa Ana Maya.

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