Gerardo Herrera

Sentir a la tierra

Columnistas Principal

Al salir el día de hoy a mi ejercicio cotidiano, pude conversar con un buen amigo, él y yo tenemos una formación relacionada con las cuestiones de medio ambiente y de respeto a la naturaleza; brevemente comento algunos sentires que reflexionamos, cuando él lea esto que ahora escribo, estoy seguro que se sentirá motivado.

Le expresaba que caminar sobre la tierra, sobre un andador del deportivo, es sentir también que somos tierra, y es que eso nos hace mantener los pies sobre el suelo, sobre la tierra.

Me comentaba, mi amigo que,  somos tierra porque al estar conectados con el suelo, percibimos todo lo que es la tierra, su frío, pero también su calor, el suelo mojado, seco, árido, empastado, pedregoso, los agujeros de las hormigas, y así, logramos percibir,  la fuerza y la belleza que tiene la tierra.

Pero estar conectados con la tierra, no es solo tener los pies en el suelo, sino sentir en nuestro cuerpo la lluvia, el olor del bosque, pero también en días pasados aquí mismo en la ciudad sentir la furia de la lluvia del huracán, y los temblores del 19 de septiembre y posteriores días.

En diversas ocasiones comento en mis intervenciones sobre cuidado del medio ambiente que somos unicidad; respiramos aire que entra a nuestros pulmones, buen aire, o aire de mala calidad, con olores que disfrutamos, o nos repelen de aquellos lugares por sus malos olores, digo yo, eso es también sentir la tierra.

Sentirse o ser incluso tierra, es ser parte de un espacio de la tierra, donde habitamos, donde estamos, permanecemos y nos reproducimos; cuando habitamos un espacio de la tierra de alguna manera pensamos que somos parte de aquel lugar, de una geografía, el clima, de la lluvia, el viento, los olores, incluso de una sociedad que hace intersubjetivación.

Pero en esta reflexión existe una precisión, cuando entiendo que ser tierra, o sentir la tierra, configura nuestro propio límite, es decir, no puedo ir más allá, porque pertenezco a este espacio, no obstante la tecnología ha permitido ir a otras galaxias, por ello, sentir la tierra es un acto concreto, pienso, porque es nuestra base, caminamos, no flotamos, es el firme de nuestro andar, pero a la vez, es un acto para la contemplación de todo lo que nos rodea, de lo que observamos, escuchamos, acariciamos, de lo que logramos oler, incluso podría ser la pista que permite alzarnos para desde lo alto poder observar la tierra, esa misma sensación sentí, hace unas semanas que fui a la salida a Mil Cumbres, para ver elevar los planeadores; vuelas, pero al final regresaras a lo que te pertenece, a lo que eres, a la tierra.