Gerardo Herrera

Economía feminista y del cuidado.

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Gerardo A. Herrera Pérez.  

Derivado de la lectura de La Economía feminista. Un recorrido a través del concepto de reproducción de Cristina Carrasco y Economía feminista y economía del cuidado de Corina Rodríguez, comparto los siguientes comentarios.

Cristina Carrasco, nos plantea que los teóricos de la Economía, respecto a  sus teorías de reproducción (Quesnay, David Ricardo, Kare Marx, Smith y Piero Sraffa) no incluyeron el trabajo doméstico y de cuidados de las mujeres, su omisión refuerza el concepto  patriarcal y excluyente del trabajo de las mujeres para la reproducción de la vida, la reproducción social y la acumulación de capital, es decir, se consolida una posición eminentemente androcéntrica del capital histórico, que ha permitido simbolizar el trabajo-empleo, bajo el contexto de una división social del trabajo naturalizada  y normalizada.

Desafortunadamente tanto el trabajo doméstico como el de cuidados se mantienen oculto actualmente, legitimado en un capitalismo androcéntrico, centrado en las esferas masculinizadas de valoración de capital. Lo que no es visible no existe, lo que no existe no tiene derechos, por eso, el trabajo doméstico y de cuidados se discute dentro del hogar, pero no en el marco del modelo capitalista, porque ahí no existe este problema de relación económica.

Después de la Segunda Guerra Mundial, se atomizan los discursos, entre ellos los derechos humanos, la paz, el desarrollo, la igualdad, el medio ambiente, la diversidad sexual, el género y desde luego las feministas sumaron a sus discursos el trabajo doméstico, la sexualidad y la reproducción. Respecto al  trabajo doméstico y de cuidados se presentó el debate en donde se precisó que su participación permitía la reproducción de la fuerza de trabajo y por tanto la plusvalía, actividad realizada por las mujeres por lo que se debía de reconocer como un trabajo y como fundamento de la existencia del capitalismo.

El capitalismo tiene áreas visibles e invisibles, las visibles son el mercado, la economía financiera y el estado, los invisibles, los  recursos obtenidos de la naturaleza y el trabajo de cuidados. Para Mariarosa Della Costa el capitalismo destruyo la familia precapitalista y estableció la división entre asalariados y no asalariados, siendo ambos explotados por el capital, de manera directa e indirecta, el trabajo doméstico no solo produce valores de uso, sino es esencial para la producción de la fuerza de trabajo.

“Así, la invisibilidad del trabajo doméstico esconde el secreto de toda la vida del capital: la fuente del beneficio, el trabajo no asalariado, debe ser degradado, naturalizado, considerado un aspecto marginal del sistema”, una reflexión de Caffentzis.

De esta manera, el trabajo doméstico y de cuidados de las mujeres deberá ser considerado como un trabajo por amor, realizado para los hombres, un deseo de las mujeres de ser la perfecta casada, con ello se llega a establecer que la supervivencia del modelo capitalista será el trabajo doméstico, aquel que produce la plusvalía. Así la relación entre el trabajo doméstico y la producción capitalista debe permanecer oculto. El trabajo doméstico se convierte en el nexo entre el ámbito doméstico y la producción capitalista, nexo que debe permanecer oculto, para facilitar el expolio del trabajo no asalariado  por el capital y por otra hacer posible formas de distribución de renta, riqueza y tiempo de trabajo muy desiguales de acuerdo con sexo/género,  que tienen distintas consecuencias en las vidas de las mujeres y los hombres.

Estas ideas dieron cuerpo al llamado esquema producción-reproducción, no obstante se mantenía el mismo análisis, es decir no económico, sino desde las condiciones de vida de la población.  Para Carrasco, la dicotomía producción-reproducción, no permite comprender y profundizar en las relaciones dinámicas entre ambos trabajos y ambos espacios, no permite entender los procesos de producción, reproducción y trabajo como un solo proceso mucho más complejo cuyo objetivo debiera ser la satisfacción de las necesidades humanas, por tanto, ensombrece el hecho de que el eje central de la sociedad debiera ser la compleja actividad realizada desde los hogares para hacer crecer y desarrollar a las personas.

Pero qué es la reproducción social, es un complejo proceso de tareas, trabajos y energías cuyo objetivo sería la reproducción biológica y la de la fuerza de trabajo, incluiría las prácticas sociales y los trabajos de cuidados, la socialización y la satisfacción de las necesidades humanas, los procesos de relaciones sociales que tienen que ver con el mantenimientos de las comunidades, considerando servicios públicos de sanidad, educación y transferencia que redujeran el riesgo de vida.

La reproducción social como integrador del concepto de cuidados dentro del hogar, y cuidados para la vida, fuera de los hogares. Pero además habrá que reflexionar sobre el cuidado no solo del ser humano, sino de la naturaleza, y de la necesidad del ejercicio de la sostenibilidad del proyecto de vida. Por ello, la relevancia del cuidado como base de la vida y del sistema económico permite situar este trabajo en el centro de la reproducción social y a las mujeres, como sostenedoras de todo el entramado social y económico, y es que es evidente que gracias al trabajo de cuidados y doméstico que realizan las mujeres se pueda sostener el sistema social y económico que vivimos.

El análisis desde la reproducción social y en especial desde el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado nos permite ver otras dominaciones y explotaciones que el marxismo no dejo ver, o no considero. Es el trabajo doméstico y de cuidados, un trabajo feminizado, que hoy mantiene la vida, es decir la feminización de la supervivencia.

Acceder al concepto de reproducción social ha permitido ampliar el análisis para evitar ver que  las crisis del capitalismo son solo económicas o financieras, para entenderlas en términos amplios, haciéndolas reflexionar sobre la vida de las personas.

Siguen existiendo problemas sobre la reproducción social, como el reproducir la vida en condiciones dignas, no será igual para el norte global, que para el sur global; de igual manera el envejecimiento demográfico hizo que la fecundidad decayera, y que se diera una crisis de los cuidados como responsabilidad social y masculina. Pero también, las mujeres al trabajar, requerían de que alguien hiciera el trabajo doméstico y de cuidados, al ya no poder hacerlos totalmente, sobre todo clases sociales altas y medias, para ello, contrataron a mujeres de otros países pobres.

Por otro lado, se plantea la importancia de la sostenibilidad, la cual nos debe llevar a reflexionar sobre diversos eslabones de una cadena para sostener la vida, sin ellos, insostenible la vida:

El primer eslabón es la sostenibilidad, para la existencia de la vida, se requiere de una relación interdependiente entre los seres vivos; humanos y naturaleza, que de viabilidad para esta generación y para las próximas generaciones.

Segundo eslabón los cuidados, la vida humana debe ser cuidada, es el centro de creación y recreación de la vida, en donde las mujeres han puesto todo, para no ser reconocidas por la economía y ser devaluadas por la sociedad heteropatriarcal. 

Tercer eslabón, las comunidades, mantener una mayor participación ciudadana y la cohesión social, en términos de alcanzar la confianza, identidad, valores, convivencia.

Cuarto eslabón el Estado,   no solo para dar la normativa, las estructuras operativas o el diseño de política pública y fortalecer la subjetivación, sino redefinir sus funciones que deben de asumir como engarce entre la producción extra doméstica, las comunidades, los espacios domésticos del cuidado y la naturaleza.

Frente a una economía, que no le interesa la vida de las personas, ni los efectos de la naturaleza. Los eslabones tienen una interdependencia, y entre ellos se genera presiones de expoliación, sobre todo en las cuestiones de la sostenibilidad, por los problemas ecológicos que vivimos, una sociedad de consumo nos hace hedonistas, narcisistas, y en búsqueda del éxito, el lujo, el placer, sin pensar en la otredad que no es humano, las plantas y los animales y del expolio que queda en manos del capitalismo. Se requiere de una relación equilibrada en el medio ambiente y la producción.

En segundo lugar la dependencia del espacio de producción capitalista y el ámbito del cuidado se necesitan, uno para obtener los recursos para la compra de bienes y servicios del capital y las empresas de la fuerza de trabajo que se genera en los hogares a un valor por debajo de sus costo, por lo que se da un expolio al trabajo no remunerado realizado básicamente por las mujeres.

Los eslabones se atraviesan por distintas relaciones de desigualdad, capitalistas, heteropatriarcales, etnia, neocolonialistas, lo importante sería transformarlas dichas relaciones por relaciones de tipo solidario y cooperativo.

Si representáramos la economía por la imagen del iceberg, estaría por encima: el estado, el mercado, la producción y por debajo, estaría lo que no se ve, pero sostiene la vida, y ahí está la naturaleza, la economía del cuidado, las comunidades, los espacios que mantienen la vida.

Resumiendo, la naturaleza, el trabajo doméstico y de cuidados sostienen la economía actual, y en ello, que función juego la sostenibilidad?, que es un asunto de sostenibilidad de los seres vivos, humanos, plantas y animales, pero también es un asunto de mujeres, porque son ellas las que generan condiciones de cuidado. La sostenibilidad debe verse desde un pensamiento de complejidad, holístico y sistémico, se requiere de transformar las relaciones de explotación en relaciones cooperativas y respetuosas.

Por otro lado, la economía feminista y economía de cuidado que presenta Corina Rodríguez, comparte algunos elementos fundamentales para la comprensión de las desigualdades. Entre los aspectos que comparte están los elementos que contribuyen de la economía feminista a la economía, entre ellos se destacan el sesgo androcéntrico de la economía convencional, y la incapacidad para explicar el funcionamiento de la realidad en donde la mujer y el trabajo doméstico y de cuidados para la vida no se encuentran visibles en sus categorías de análisis.

La economía feminista centra la vida como eje de análisis y discusión, con lo que desconcentra el androcentrismo y los mercados, por lo que lo importante es la reproducción de la vida y no del capital. La EF, plantea como mejorar la distribución para sostener y reproducir la vida. Y en particular se concentra en reconocer, identificar analizar y proponer como modificar la desigualdad de género como elemento necesario para lograr la equidad socioeconómica.

La EF es a la vez un programa académico pero también político; su objetivo es ver la realidad y transformarla en un sentido más igualitario. De esta manera sus contribuciones van a fortalecer el desarrollo de la economía como ciencia social con abordaje multidisciplinario, en dialogo con otras corrientes de pensamiento y disciplinas y con otros movimientos políticos.

La EF revela los mecanismos de discriminación en el mercado laboral orientados a las mujeres, y presenta información sobre la segregación de género horizontal por rama de actividad y vertical por jerarquía de ocupaciones. Igualmente la EF, incorpora los conceptos de división sexual del trabajo, organización social del cuidado, economía del cuidado. Realiza estudios de la pobreza y sus dimensiones, y la feminización de la pobreza.

La EF dio a visibilizar el rol del trabajo doméstico no remunerado en el proceso de acumulación capitalista, y las implicaciones en términos de explotación de las mujeres, tanto por parte de los capitalistas como de los maridos, ello dio paso a la creación conceptual de economía de cuidado. La economía de cuidado se refiere a las actividades y practicas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que viven, incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas, la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (limpieza de casa, compra y preparación de alimentos), la gestión del cuidado (coordinación, horarios, traslados a centos educativos y otras instituciones).

El cuidado permite atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad o por sus condiciones/capacidades (niñez, adultos mayores, enfermos, con discapacidad).

La EF pretende con la economía de cuidados dos cuestiones: la primera, la importancia sistémica del trabajo de cuidado en la dinámica del sistema de sociedad capitalista; y el segundo, dar cuenta de las implicaciones que la manera en que se organiza el cuidado tienen para la vida económica e las mujeres.

La economía de cuidado cumple una función en el sistema capitalista, y es la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir los y las trabajadoras que podrán contratarse para una actividad productiva, sin ellos, el sistema no podría reproducirse. El trabajo de cuidados es invisibilizado en el perfil del trabajador, ya que no se tiene en cuenta ni el trabajo que esa fuerza laboral tiene incorporada al estar cuidada, higienizada, alimentada, descansada, ni el trabajo del cual se le libera al eximirla de responsabilidades de cuidado de aquellos con quienes convive.

La organización social del cuidado, se refiere a la manera en que se interrelaciona las familias, el estado, el mercado y las organizaciones comunitarias producen y distribuyen cuidado. La organización social de cuidado en América Latina es injusta, porque las responsabilidades de cuidado se encuentran desigualmente distribuidas en dos ámbitos diferentes. Por un lado, hay una distribución desigual de las responsabilidades de cuidado entre hogares, Estado,  mercado y organizaciones comunitarias. Por otro lado, la desigualdad en la distribución de responsabilidades se verifica también entre varones y mujeres, en síntesis, la evidencia muestra que el trabajo de cuidados es asumido mayormente en los hogares y regularmente por las mujeres.

La concurrencia simultanea de la división sexual del trabajo, la naturalización de la mujer por cuidar, su biología que le permite  cuidar legitima y justifica su trabajo de cuidados y doméstico, en este sistema económico; no obstante esta posición ha ejercido el patriarcado justifique en las cuestiones biológicas un significado que es eminentemente cultural afianzado por los medios de comunicación, la educación, el diseño de la política pública, marcos ideológicos de estados, etc.

Desde el Estado, el diseño de la política pública en donde considera que las cuestiones de cuidado le corresponden al hogar y por ende a la mujer; así el Estado interviene en la educación o complemento en los hogares cuando ameritan situaciones especiales, precariedad, pobreza, discapacidad.

La organización social del cuidado, se vincula con aquellos hogares que pueden pagar por los cuidados a otras personas o instituciones privadas para la atención de los miembros de la familia, liberando a las mujeres de aquellos hogares; sin embargo se dan los casos de personas trabajadoras migrantes que van de un país pobre a otro para atender las cuestiones de cuidado. Se observa que dichas personas son en su mayoría mujeres, que han dejado a sus hijos en otros países encargados con sus parientes y de esta forma se integran las cadenas globales de cuidado, que son los vínculos y relaciones a través de los cuales se transfiere cuidado de la mujer empleadora en el país de destino hacia la trabajadora migrante, y desde esta hacia sus familiares o personas próxima en el país de origen. La organización social de cuidado de manera transnacional, siempre será desigual.

Los desafíos que aún se tienen en la economía familiar son producir información para hacer diagnósticos para conocer la situación actual de la organización social del cuidado. Diseño de políticas públicas de cuidado para la distribución entre hombres y mujeres; diseño de políticas públicas que permitan organizar las actividades de cuidado entre el trabajo y el hogar de las personas y transformar el estereotipo de género en torno del cuidado, desnaturalizando su feminización.