Es una pregunta que me hago y también la planteo cada vez que llega alguien a exponerme sus dificultades en la relación.
Ahora bien, en relación a la verdad, tanto mujeres como hombres resultamos incompatibles en un sin fin de cosas. En parte, porque manejamos historias de vidas diferentes, incluyendo, además las diferencias en nuestra estructura morfológica. No obstante, desde el romanticismo, podemos concebir que el amor logra muchas veces extender el puente necesario para que las diferencias con el tiempo logren subsanarse.
Si vamos a mayor profundidad, podemos evaluar ese preciso momento cuando nos enamoramos, en que llegamos a percibir a un Ser completo de virtudes, rayando incluso en la “perfección”. Aveces, incluso nos enamoramos, porque es tan diferente de nosotros que nos sentimos complementados.
Luego, cuando todo pasa, cuando la magia del enamora-miento baja su intensidad, la convivencia nos va mostrando a una persona totalmente diferente. Tanto que inclusive nos resulta incompatible… es justo en ese momento, que empezamos a darnos cuenta que no compartimos la misma escala de valores, no existen proyectos en común o simplemente su carácter choca de frente con el nuestro, resultando con el tiempo dificultades en la convivencia.
Nos encanta pensar que el amor todo lo puede y que podemos salvar nuestras diferencias.
La incompatibilidad en la pareja puede costar un poco determinar, porque nos gusta apostar por el amor.
En efecto, el amor en combinación con el respeto y una comunicación asertiva puede llegar a “salvar” las diferencias en una relación. Pero en otras ocasiones, es muy poco lo que se puede hacer, cuando las diferencias se hacen irreconciliables y para estos casos, una separación a tiempo puede llegar a convertirse en la mejor solución.
Hay parejas que son incompatibles y desde el principio parecen no funcionar. Lo más conveniente es salir de ellas a tiempo y reconocer las señales que indican que su historia no concluye “y fueron felices para siempre”.
Algunas señales que marcan la incompatibilidad en parejas:
1. Escucharle te irrita, te molesta, te cuesta tolerar. Al punto que sientes mayor comodidad y agrado cuando compartes con otras personas. Lo piensas hasta más de dos veces para regresar a casa, porque eso implica tener que verle la cara y continuar las discusiones.
2. Te disculpas constantemente, hasta por el simple hecho de respirar. Es decir, se pierde la espontaneidad. Se mide cada gesto y palabra para evitar los enfrentamientos. La posición es de sumisión “Tolero para evitar los conflictos”. En este punto se termina cediendo inclusive en principios vitales.
3. Los proyectos de pareja no coinciden. Cada uno desea caminos diferentes, por ejemplo: “Quiero tener hijos y tú no quieres”.
4. Prefieres en ocasiones no presentárlx o compartir con tu familia o amigxs, porque eso implica que otros se den cuenta de los problemas e inclusive puedes evitar el contacto porque te avergüenza.
5. Cada quién se maneja por su lado. Algo así como dos Islas con pocos puntos de encuentro.
6. La comunicación es escasa o totalmente disfuncional. Bajo este escenario, es necesario preguntarse: ¿Cómo llegamos a esto?, ¿Cómo es posible que después de prometernos amor, se llegara al desamor?, ¿En que momento todo cambió y la magia de la relación se perdió?, ¿Qué dejamos de hacer?, ¿Cuál es mi responsabilidad?… Estas preguntas requieren respuestas, especialmente si te encuentras en una relación incompatible.
