Como estudiosa de la conducta humana he notado que la mayoría de las parejas en sus encuentros sexuales van directo al coito.
Prácticamente el juego previo se lo dedican a despojarse rápidamente de la ropa y listo directo a la estimulación de los genitales en sus diferentes modalidades; cunnilingus, felatio, sexo anal, masturbación y coito.
Muchos pretender seguir el patrón común que nos ofrecen las películas pornos, donde la mujer desde el inicio se encuentra lubricada, excitada y dispuesta ante la presencia de un hombre con un gran pene erecto y después de algunas maniobras ambos logran llegar al clímax e incluso se reponen rápidamente y repiten una segunda y tercera vuelta con excelentes resultados.
Pero en términos reales, no ocurre así, quizás por la fuerte demanda de ser “habilidosos” en la cama, las mujeres fingen sus orgasmos y los hombres se exigen grandes maniobras en estos menesteres, resultando para ambos, cuadros de angustia, insatisfacciones y disfunciones sexuales.
La nueva noticia es que en términos de la respuesta sexual, cuando se deja de correr detrás de los resultados, paradójicamente se llega a ellos. Por eso la presión y el deber hay que dejarlos de lado y vivir el tiempo presente.
Lo conveniente es aprender a aprovechar los recursos que tenemos a nuestro alcance y nuestros órganos de los sentidos: vista, oído, tacto, olfato y el gusto nos ofrecen grandes placeres. Estimular nuestros 5 sentidos va de la mano con la creatividad (actitud+conocimiento+experimentación). Entonces dejemos el apuro y aprovechemos el placer desde diferentes fuentes.